Con aval de la Organización de Estados Americanos (OEA), Gustavo Tarré, el representante del autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, se instaló como nuevo representante de Venezuela ante el Consejo Permanente del organismo, en un hecho inédito en el continente, ya que Tarré fue nombrado por un gobierno que, si bien lo apoyan 50 países, no tiene reconocimiento en toda la comunidad internacional.
La resolución de la OEA también supone la mayor victoria diplomática para Guaidó, desde que planteara su desafío a Nicolás Maduro, el pasado 23 de enero. La aceptación de Tarré como embajador venezolano va mucho más allá de lo simbólico, pues remplaza a los funcionarios del chavismo en el seno de la OEA.
El gobierno bolivariano que, pese a todo mantenía su deseo de abandonar el organismo, no dejó de forcejear con argumentos diplomáticos para reprobar la medida, apoyados por sus ya escasos aliados y por los votos de las pequeñas islas del Caribe, a las que proporciona petróleo barato desde hace 14 años.
“Hoy logramos el cese de la usurpación de nuestra silla en el Consejo Permanente de la OEA, un paso importante para lograr los objetivos planteados por el presidente Guaidó”, dijo Tarré tras conocer la decisión de los países americanos.
La iniciativa planteada por Colombia, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Paraguay y Perú, a la que después se sumó Jamaica, pasó por encima de los aliados de la Venezuela de Maduro. A éstos se sumaron, entre otros, Estados Unidos, Costa Rica, Haití, Honduras y Panamá.
México fue uno de los gobiernos que se negó a reconocer a la representación de Guaidó: “Es una victoria sin efectos reales y con potencial de provocar serias consecuencias para la OEA”, dijo Jorge Lomónaco, embajador de nuestro país, a manera de protesta.
“El único modo de que yo me pare de esta silla, sin violar la ley internacional, sin violencia, sin fraude, sin manipulación jurídica, es que tenga una resolución en la que 24 estados voten por suspender a mi país”, clamó Asbina Marín, delegada del gobierno chavista en la OEA. Después aseguró que “¡nos vamos y nunca vamos a regresar!”.
Samuel Moncada, principal embajador de Maduro ante los Estados americanos, denunció en sus redes sociales que, tras la resolución, la OEA asestó dos golpes de Estado: uno contra su gobierno y otro contra la Carta de constitución del organismo. Los aliados de Maduro y su representante negaron desde el primer momento la viabilidad jurídica de la iniciativa, para la que, alegaron, eran necesarios dos tercios de los votos de los países reunidos en sesión extraordinaria.
El embajador de Chile resumió la postura de la mayoría: “La resolución claramente se circunscribe al Consejo Permanente. Hay una confusión en el debate y es bueno que precisemos. Esta es una decisión del Consejo Permanente bajo quórum de votación, que es la mayoría. La resolución propuesta tiene plena legalidad”.
En una entrevista para ADN 40, Juan Guaidó alertó al gobierno de México, que no votó por admitir a su embajador, para que no se deje engañar por Maduro, ya que, aseguró, no tiene ninguna voluntad para dialogar con la oposición y menos para aceptar la agenda de transición que encabeza desde enero: “el cese a la usurpación y el llamado a elecciones libres en Venezuela (…). Esperemos que Maduro no engañe a los mexicanos, esperemos que no engañe al mundo”, concluyó.