Los nacimientos o belenes tienen origen en Italia. San Francisco de Asís, tres años antes de su muerte en 1223, se propuso celebrar el cumpleaños de Jesús de manera que se
pudiera percibir la humidad y pobreza del nacimiento del Mesías: "Quiero hacer algo que traiga a la memoria el recuerdo de ese niño que nació en Belén".
Fue en Greccio, Italia donde el “pobrecillo de Asís” representó por vez primera el nacimiento de Jesucristo en un pesebre. Ese primer “Belén viviente” se realizó en una cueva del bosque de un hombre llamado Juan Velita y entre los habitantes del pueblo, Francisco y Juan escogieron a algunas personas para que representaran a María, a José, a los pastores y a un bebé para que representara a Jesús.
En la navidad de ese año, con el relato del Evangelio de San Lucas, Francisco y los convocados prepararon la escenificación del nacimiento del niño Jesús, Los pobladores de Greccio, al escuchar las campanas de la iglesia, salieron de sus casas para ver qué estaba sucediendo y vieron a Francisco que los llamaba para contemplar y vivir la tierna historia del nacimiento de un rey pobre.
Con el paso de los años, de Italia pasó a toda Europa y el mundo la hermosa tradición de
representar con figurillas de la sagrada familia, los tres reyes magos, los pastores y borreguitos el misterio de la encarnación del “Hijo de Dios”. Gracias a España, esa hermosa tradición llegó a México y en muchas casas se colocan diferentes “nacimientos”.
Recuerdo que mis padres, y en especial mi tía Carmen, tenían un gran gusto por esta tradición que nos reafirma que Dios nos ama, que nos anuncia que todos tenemos la misma dignidad y que desea para nosotros paz en la Tierra. Sigo esta tradición heredada por mis antepasados y mis hijos la continúan. ¡Feliz Navidad estimados lectores!
Twitter @basiliodelavega