Ante la violencia que se vive en el país, la Arquidiócesis de Xalapa pidió revisar la estrategia de seguridad que están fracasando.
Mediante un comunicado, el vocero, José Manuel Suazo Reyes,
afirmó que la sangre derramada del guía de turistas Pedro Heliodoro Palma, así como dos sacerdotes jesuitas, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, asesinados en el municipio de Urique, Chihuahua, se han sumado a la de miles de mexicanos que han sido víctimas de la violencia.
"Con el corazón lastimado pero confiando en la misericordia divina, elevamos a Dios nuestras oraciones por el eterno descanso de nuestros hermanos, Pedro Heliodoro Palma, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora. ¡Que por la misericordia de Dios descansen en paz!".
Mencionó que las circunstancias que se viven en la actualidad, obliga a cambiar una estrategia que no está dando resultados y escuchar a los académicos e investigadores, las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas.
"Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policíacos maltratados por el crimen".
Insistió en que es tiempo de dejar de echar culpas al pasado y fortalecerse como Nación.
Añadió que todos los días, hombres y mujeres son arbitrariamente privados de la vida llenando de luto a muchas familias por lo que urge la reconciliación nacional y la justicia y es necesario comprometerse por la paz.
En su mensaje del 23 de junio de 2022, añadió, los obispos mexicanos hicieron un llamado por la paz luego de referirse a la cruda realidad que se está viviendo: “El crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, en las escuelas, en las empresas ( ...)".
Lo más grave, abundó, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo.
“Reconocemos que como Iglesia no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia”, dicen.
Por ello, manifestaron su cercanía y solidaridad con todas las víctimas, "reconociendo que todos somos hermanos– Queremos sumarnos a las miles de voces de los ciudadanos de buena voluntad que piden que se ponga un alto a esta situación. ¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos”, declararon en su mensaje los prelados mexicanos.