El pasado viernes, el Papa Francisco, junto con los obispos de todo el mundo y sus diócesis, consagraron a Rusia y a Ucrania al Corazón inmaculado de la virgen María.
Fueron los obispos ucranianos quienes en una carta solicitaron al Papa Francisco que hiciera esta dedicación como lo solicitó la Santísima Virgen María en una de sus apariciones en Fátima el 13 de julio de 1917.
El vocero de la arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes, explicó que la oración de consagración fue para pedir el cese de la guerra entre Rusia y Ucrania y para orar también por la paz del mundo.
Dijo que en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, la Madre Santa, nos recuerda que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo.
“Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos”.
Por ello, ante la situación que se vive en el mundo, encomendaron y consagraron a su Corazón inmaculado a las personas, la Iglesia y la humanidad entera, y de manera especial Rusia y Ucrania.
“Acoge este acto nuestro, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo. Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz”.