Durante la Cuaresma, Cristo por medio de su Palabra invita a la conversión, escuchando su Palabra, celebrando los sacramentos, orando con insistencia, compartiendo con el prójimo necesitado y haciendo obras buenas.
“El día miércoles de Ceniza resuena en nuestras Iglesias la invitación que hace Jesús al comienzo de su predicación: “Conviértanse y crean en el Evangelio”. Convertirse significa volver la vista a Dios, cambiar de mentalidad, corregir el camino, renovarse. Se trata de pasar del hombre viejo al hombre nuevo. El hombre nuevo es el que cree en Jesús, se hace su discípulo y lo empieza a seguir asumiendo los valores del Evangelio. El hombre nuevo trata a los demás como sus hermanos”, expresó.
Explicó que el miércoles de Ceniza es un día de ayuno y abstinencia, que son medios muy útiles que nos ayudan en la conversión personal.
Y es que el ayuno es signo de solidaridad con los que no tienen lo necesario para vivir, “con el Ayuno uno se solidariza con los que tienen hambre; el ayuno nos lleva a preferir también otro tipo de alimento que también es necesario para vivir, que es la Palabra de Dios y la Eucaristía”.
Este tipo de ayuno, dijo, nos libera de ambiciones personales, escogiendo vivir como a Dios le gusta, viviendo en fraternidad, además, refleja una nueva manera de ser y de vivir.
“La Cuaresma nos debe ayudar a mejorar la sociedad y esto empieza por cada uno de nosotros”.
Y respecto a la circunstancia actual del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, mencionó que conforme a la invitación que han hecho el Santo Padre y los obispos de México, se unirán todos para suplicar el don de la Paz en Ucrania y el mundo, “necesitamos suplicar y construir la paz entre todos”.