En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la Arquidiócesis de Xalapa reconoce el papel de la mujer en el mundo como persona, madre, educadora, transmisora de la fe, empresaria y servidora pública, y recuerda que desde la fe, la mujer ha sido creada con la misma dignidad del hombre.
En el comunicado de este domingo, el vocero de la Arquidiócesis, José Manuel Suazo Reyes, señala que a pesar de todo, siguen habiendo condiciones que hacen difícil el camino de la mujer, despreciando su dignidad, olvidan sus prerrogativas, son marginadas e incluso orilladas a la esclavitud.
Ejemplificó la trata de personas, fenómeno recurrente donde la mujer es objeto de terribles injusticias y es sometida a llevar a cabo actividades que la rebajan a una simple mercancía.
“En el mundo subterráneo del trabajo, de las relaciones humanas o en los espacios públicos, muchas veces se construyen historias humillantes de acoso, abusos, violaciones y agresiones de todo tipo contra las mujeres; no podemos ver como algo normal estas expresiones de violencia y no se deben tolerar”.
El sacerdote condenó la cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de la mujer, induciéndola a caer en ambientes de corrupción y hacer un uso “mercenario de su cuerpo”.
“También denunciamos la imagen parcial de la mujer que desea imponer la ideología de género, exaltando falsas libertades y falsos derechos. La mujer está llamada a desarrollarse integralmente como persona, debe reconocérsele todas las aportaciones que con su ingenio, destrezas y habilidades ofrece a la sociedad. Todo ser humano debe ser respetado, especialmente la mujer cualquiera sea su condición”.
Además, reconoció que hay obstáculos y dificultades que impiden a la mujer insertarse en la vida social, política y económica, discriminación en su rol de ser mujer y de ser madre, de ser emprendedora y desempeñar un servicio público.
Finalmente, llamó a la oración para pedir por el cese de la violencia en México, especialmente contra las mujeres que son asesinadas, desaparecidas o víctimas de violencia, para que el país sea de oportunidades de desarrollo en todos sus ámbitos; que puedan disfrutar también de los espacios públicos sin experimentar miedo a ser acosadas, agredidas o violentadas.