Los días del 11 al 15 de noviembre, en la Casa Lago de Guadalupe, en Cuautitlán Izcalli, Edo. De México, los obispos mexicanos llevaron a cabo su108 ASAMBLEA PLENARIA. El Plan Global de Pastoral 2031-2033 fue el eje inspirador de las diferentes actividades y reflexiones que los prelados mexicanos realizaron durante esos días.
En su mensaje al Pueblo de Dios, “Hagan el bien, busquen la paz (1 Pe 3, 11) leído al final de la asamblea, los obispos se comprometieron a seguir promoviendo la dignidad de la persona humana en sus diversas etapas y circunstancias, pues “cuando no se reconoce y promueve la verdadera naturaleza y dignidad humana”, señalaron, podemos encaminarnos a “una crisis humana, social, y espiritual que pueda dividirnos y contraponernos los unos contra los otros en lugar de unirnos para buscar un mejor futuro en la consecución del bien común”.
Los obispos señalaron que una de sus grandes preocupaciones “es el respeto a la familia”. La familia es el lugar privilegiado para la educación y en donde se transmiten los primeros valores. Entre estos valores, subrayaron “debe destacar el valor de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural”. LA FAMILIA Y LA VIDA HUMANA, SON DOS VALORES QUE DEBEN SER PROMOVIDOS , CUIDADOS Y DEFENDIDOS CUANDO SE VEAN ATACADOS.
Otra realidad que preocupa a los obispos de México es la escalada de violencia en amplias regiones de México. Esa violencia, señalaron, “ha provocado más pobreza, abandono e inseguridad”. “Nos parte el alma, constatar los múltiples asesinatos, secuestros y extorsiones que permanecen impunes. Se debilita, así, el estado de derecho, y eso aumenta la corrupción y ahuyenta la paz”.
El estado, indicaron en su mensaje, “debe velar por la seguridad de los ciudadanos, ofreciendo condiciones dignas, seguras y bien remuneradas a las fuerzas del orden; y a todos los ciudadanos nos corresponde cuidarnos los unos a los otros”.
Los obispos también se refirieron a la pobreza. “Cada vez hay más pobres en México que no tienen lo básico para vivir dignamente”. “Esa situación, señalaron es un caldo de cultivo para que adolescentes y jóvenes pobres se involucren en la delincuencia o puedan ser sujetos de todo tipo de manipulación: social, política o religiosa”.
La situación que vivimos en México, “nos obliga a revisar nuestro camino, para buscar nuevas formas de compromiso que nos unan para conducir nuestro país a lo que queremos que sea. Es una oportunidad para sumar esfuerzos y construir un México unido y en paz”.
Aunque el presente sea complicado y fatigoso, debemos mirar el futuro con esperanza y encontrar caminos de reconciliación y hermandad. “En el Acontecimiento Guadalupano cuyo aniversario pronto celebraremos, señalan los obispos, descubrimos, que el odio y la división se vencen con la fe, el amor, el perdón y la paz”.
Los obispos cerraron su mensaje con una invitación a hombres y mujeres de buena voluntad, a las instituciones de México y, especialmente, a todos los católicos a construir una paz firme y verdadera.
“¡No dejemos que el mal venza! ¡Venzamos el mal a fuerza de bien! Necesitamos sanear la vida social. No hay paz sin verdadero desarrollo y sin justicia. ¡Trabajemos todos juntos y organizados por la paz y la vida!
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Director
Oficina Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa