Hace seis años y ocho meses, la vida de Rosalía Sánchez Espino dio un giro completo.
La llegada del pequeño Iker le cambió la vida tanto a ella como a su marido, quienes deseaban tener un hijo y luego de planearlo, por fin llegó.
Su mirada se llena de brillo cuando recuerda aquel 13 de septiembre del año 2012.
“Fue el niño más grandote de ese día, él pesó 4 kilos 650 gramos y midió 53 centímetros, no puedo olvidar ese día”.
Rosalía siempre soñó con ser madre y con Iker lo logró, sin embargo, al paso de los meses surgió una complicación.
“Él llevaba una vida normal, sana, pero cuando tenía dos años 10 meses, empezaba a ponerse pálido, se empezaba a cansar y decidimos llevarlo a hacer una biometría y fue donde comenzó todo, lo diagnostican con leucemia”.
La vida de Rosalía volvió a cambiar, pero lejos de decaer, su amor de madre le dio un impulso para lograr sacar a su hijo adelante.
“Ha sido un proceso duro porque ¿a quién le gustaría tener a su hijo enfermo y más con este tipo de enfermedades?, a veces con una gripita nos estamos casi muriendo y deseando que nosotros pasáramos por eso y pues ahorita con esa enfermedad sí es mucho más difícil, pero él es el que me da la fuerza y me mantiene de pie”.
Reconoce que ser mamá no es cosa fácil, hay momentos en los que siente que se derrumba, pero ver a Iker correr, jugar y sonreír, la hacen tomar fuerza para poder seguir.
Afirmó que ser mamá es algo que la hace muy feliz, porque el amor de un hijo es único.
A pesar de la enfermedad, en días como hoy, Iker le alegra la vida con sus detalles, palabras y su sonrisa.
“Me hizo un arreglito de florecitas y pues yo no pido nada, más que su presencia y que él esté a mi lado, yo con verlo feliz, lleno de energía y decirme mamá te amo, es el mejor regalo que yo puedo recibir”.
Quienes conocen a Rosalía la describen como una mamá fuerte, guerrera e incluso para muchas es un ejemplo a seguir.
El secreto de su fuerza, también es encomendarse a Dios.
“Yo tengo mucha confianza en Dios, creo mucho en Dios y él es el que me mantiene así a mi hijo, me mantiene bien y lo protege, confíen en Dios y no se aparten de él, él es el único que cuida y protege a nuestros hijos”.
Y afirma que cada risa, enojo y alegría con Iker, es su mejor regalo como mamá.
“Despertar y dar gracias a Dios de que ahí está, de que me puede abrazar y decir cuántas veces él quiera que me ama, es lo más bonito de ser mamá”
En julio Iker cumple 4 años con la leucemia, pese a ello, Rosalía confía en que próximamente a su pequeño le puedan hacer un trasplante de médula para mejorar significativamente su salud.