A un poco más de 100 días de haber asumido sus funciones y de jurar respetar la Constitución, varios diputados locales y federales, así como algunos senadores, han enfocado sus baterías a destruir algunos valores fundamentales que caracterizan a la cultura mexicana.
¿Qué necesidad hay de enrarecer el ambiente y de estar confrontando a la sociedad con asuntos que nos dividen? Por qué no mejor se atienden los asuntos que son prioritarios para la sociedad. Se necesita un acuerdo entre los distintos actores sociales para aplicarse a la reconstrucción del tejido social. No se debe denostar las instituciones, las organizaciones sociales y apagar las diversas voces que contribuyen en la construcción de la sociedad.
Observamos que se están dando algunos ataques sistemáticos a la vida, la familia y las libertades fundamentales. Tal es el caso de las intenciones de la Secretaría de Gobernación por querer imponer un Código Penal único, donde se busca legalizar el aborto en todo el país. Esto a pesar de que el primer mandatario declaró recientemente, que era más importante combatir la corrupción, la impunidad y la inseguridad para buscar la pacificación en el país.
De seguir así con estas propuestas, se confirmará el adagio de que no todas las transformaciones son buenas. La gente espera una transformación positiva, no que los servidores públicos se confabulen para robarles los pocos valores que aún les quedan y que son los que sostienen todavía su esperanza.
Hay más de 17 iniciativas que se han estado presentando por parte de algunos legisladores sea locales como federales que contradicen la ciencia, la razón y los tratados internacionales sobre derechos humanos.
Estas iniciativas tienen que ver con “LA LEGALIZACIÓN DEL ABORTO A NIVEL NACIONAL, LA LEGALIZACIÓN DE LA MARIGUANA Y LA AMAPOLA, LA PENALIZACIÓN A LOS PADRES DE FAMILIA QUE LLEVEN A SUS HIJOS A RECIBIR AYUDA PSICOLÓGICA CUANDO TENGAN ALGUNA CONFUSIÓN SOBRE SU ORIENTACIÓN SEXUAL; PROHIBIENDO LAS TERAPIAS DE REORIENTACIÓN SEXUAL. ADEMÁS DE LA “DEMOCRATIZACIÓN” DE LA FAMILIA, LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA, LA APROBACIÓN DE LA “RENTA DE VIENTRES” O MATERNIDAD SUBROGADA, LA APROBACIÓN DE “DERECHOS SEXUALES” INEXISTENTES Y LA IMPOSICIÓN DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO COMO EJE RECTOR DE LA EDUCACIÓN, LAS LEYES, POLÍTICAS PÚBLICAS Y LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA”.
Con esas iniciativas en realidad, sólo se atenta contra derechos que son fundamentales, estos derechos son: EL DERECHO A LA VIDA, EL VALOR DE LA FAMILIA NATURAL, EL DERECHO DE LOS PADRES A EDUCAR A SUS HIJOS, EL DERECHO A LA LIBERTAD DE CONCIENCIA, EL DERECHO AL SANO DESARROLLO PSICOEMOCIONAL DE NIÑOS Y ADOLESCENTES, EL DERECHO A LA LIBERTAD RELIGIOSA, EL DERECHO AL LIBRE EJERCICIO PROFESIONAL Y A LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA Y EL DERECHO A LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO, ENTRE OTROS DERECHOS FUNDAMENTALES.
Detrás de estas iniciativas, que ellos denominan “nuevos derechos”, está la voz de los falsos profetas a los que se ha referido el papa Francisco, que “son como ‘encantadores de serpientes’, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren”.
“Otros falsos profetas son esos ‘charlatanes’ que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que sin embargo resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de ‘usar y tirar’, de ganancias fáciles pero
deshonestas”.
“Cada uno de nosotros, por tanto, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas. Tenemos que aprender a no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y más duradera, porque vienen de Dios y ciertamente sirven para nuestro bien”.
¿Qué tipo de sociedad queremos dejar a los ciudadanos del futuro? ¿Qué concepto de persona se desea imponer, si se le está apostando a cambiar los paradigmas antropológicos? Esto también es una especie de corrupción que no se debe permitir.
Se corrompen los conceptos y se les quiere dar un nuevo significado. A lo que ha sido bueno, ahora se le desea considerar como algo malo y a lo malo se le desea colocar como modelo para las nuevas generaciones.
Nos preocupa que se esté implantando la imposición de un pensamiento único que acaba con las libertades fundamentales, traiciona al pueblo y disfraza las mentiras con discursos encantadores.
Debemos mantener la defensa de la persona y de los valores fundamentales que tanto hacen falta para reconstruir el tejido social; no se pueden permitir imposiciones ideológicas que pretenden destruir lo fundamental de una persona: su vida, su familia y sus libertades.