Hace 25 años la tradición del Niño Perdido llegó a Xalapa. Desde entonces, ha sumado a los habitantes de los municipios de la zona norte y a los habitantes de esta su capital, que disfrutan de las velas que alumbran calles y parques del centro.
A iniciativa de la señora Rosa Elena Ortega Zaleta, originaria de Tuxpan, motivada porque sus nietos conocieran esta costumbre de su tierra natal, fue que empezaron a encenderse las luces para iluminar el camino del Niño Jesús como dicta esta costumbre.
“Fue para mostrarles esa tradición que de niña había vivido. Comenzamos a colocar las velitas afuera de mi casa. Las personas se asombraron porque se veía muy bonito y al siguiente año nos dijeron que llenáramos la calle. Así nos fuimos hasta que por iniciativa de una vecina salimos a Los Lagos, porque se iba a ver más y se publicitaría más la tradición”.
De esta forma, se sumaron los vecinos de las calles Paulino Martínez, Mártires de Xalapa y Venustiano Carranza en la colonia Carrillo Puerto, llegó por el largo de Los Lagos hasta el Parque Juárez.
Esta costumbre tiene su origen en la zona huasteca y en el Totonacapan, donde, además, los niños participan jalando carritos de madera o cartón al pie de las velas.
En esa zona es la primera celebración de la temporada decembrina.
“Se han unido a trabajar con nosotros en esta tradición. Las personas en Xalapa también se han sumado. Me dicen cuando llega diciembre si la vamos a preparar. Me he topado con los tuxpeños que son muy afectos a la tradición. Son muy participativos. Hay de Gutiérrez Zamora, de Álamo, Cerro Azul”, dijo la profesora Rosa Ortega.
Idalia Cruz, originaria de Tuxpan, es una de las personas originarias de Tuxpan que de igual forma se sumaron para seguir celebrando está tradición aun viviendo en Xalapa.
“Quiero que mis hijos, aunque vivan en Xalapa mantengan la tradición y ojalá la hereden a sus descendientes. Ellos saben el significado, pero ahora más que eso, lo que les gusta en hacer sus carritos con cajas de cartón para salir a pasearlos ese día mientras encienden velas, como se acostumbra en Tuxpan”.
Leyenda huasteca
La tradición evoca al pasaje bíblico del niño Jesús perdido en Jerusalén. Como otras tradiciones, el sincretismo hizo que se mezclara con una creencia prehispánica derivada de una leyenda de origen huasteco.
“Cuentan los ancianos huastecos que, en la época prehispánica, la afluencia de los ríos y sus caudales era muy codiciada, por lo que todas las etnias buscaban asentarse en sus riveras, lo que provocaba enfrentamientos y muertes.
En conciliábulo, los dioses acordaron imponer un castigo a los rijosos, recorriendo el sol hacia el oriente, dejando la región entre sombras.
Los jefes y caciques se reunieron para buscar remedio a su castigo y acudiendo entre todos a implorar a los dioses, recibieron respuesta en vos de Tajín, dios del trueno, que les impuso la tarea de construir un escudo con oro, plata y piedras preciosas, tan pulido que fuera capaz de reflejar el sol hacia la zona que se encontraba a oscuras”, dijo el profesor Arturo Mendoza Rangel, estudioso de la cultura huasteca.
Será a partir de las 6 de la tarde de este viernes que empiecen a encenderse las velas de cera en Los Lagos y parques del centro antes mencionados.