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Hay una gran deuda social: Iglesia
El gobernante en turno debe atender con prontitud, indica
Comunicado
Xalapa, Veracruz / 2018-12-02 - 09:27

Este domingo 2 de diciembre de 2018, comenzamos en la Liturgia de la Iglesia Católica un nuevo año litúrgico, lo iniciamos con el periodo llamado del ADVIENTO. El término procede del Latín “Adventus” y significa "presencia", "llegada", "venida" o “visita”. Con este concepto nos referirnos a la venida de Jesús.

El ADVIENTO nos permite tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo. Dios está aquí en medio de nosotros, Él es el Emmanuel, el Dios con nosotros que “ha puesto su morada en medio de nosotros” (Jn 1, 14) y camina con su pueblo.

Dios quiso entrar en nuestra historia: haciéndose niño y recorriendo todas las etapas de la vida humana, para que toda nuestra existencia pueda ser elevada a las alturas de Dios. La Sagrada Escritura nos enseña que esta iniciativa divina está movida por el amor: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su hijo unigénito para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16).

La VENIDA DE JESÚS (Adviento), comprende tres dimensiones, la primera es de tipo histórico, es la que se refiere al misterio de la Encarnación con el nacimiento de Jesús (Cfr. Lc 2, 1-20; Mt 2, 1-12); la segunda es de tipo escatológico y se refiere a la segunda venida de Jesús rodeado de sus ángeles y de su gloria (cfr. Mc 13, 24-27; Mt 24, 30-31) y por último la venida cotidiana, la de todos los días, que nos lleva a la bella experiencia del encuentro con Dios (Mt 25, 31-46).

El ADVIENTO es, por excelencia, el tiempo de la esperanza. Cada año, se renueva en el corazón de los católicos que, mientras nos preparamos para celebrar la gran fiesta del nacimiento de Cristo Salvador, reavivamos la esperanza de su venida gloriosa al final de los tiempos.

El inicio del año litúrgico en la Iglesia Católica coincide en esta ocasión con el inicio de una nueva administración estatal y federal. A partir del pasado 1 de diciembre de 2018 tenemos un nuevo presidente de la República mexicana y un nuevo Gobernador en Veracruz.

La esperanza de que las cosas mejoren llegan con el arribo de nuevos servidores públicos que se espera trabajen por el bien común de los ciudadanos. Nos auguramos que los discursos inaugurales se verifiquen en la realidad para que México y Veracruz se conviertan en una tierra de oportunidades para todos.

Es alentador que el gobierno de Veracruz dé muestras de austeridad, de cercanía con los gobernados y sensibilidad con los familiares de los desaparecidos. Será importante mantener la separación y autonomía de los tres poderes en el gobierno. En el Estado sigue habiendo una gran deuda social que el gobernante en turno debe atender con prontitud. Sería loable saber en qué condiciones se encuentra el Estado y qué estrategias se implementarán para dar respuesta a los graves problemas (inseguridad, violencia, pobreza, educación, salud) que aquejan a los veracruzanos. Ya pasó el tiempo de las promesas, ahora se deben empezar a cristalizar los resultados.

Será fundamental que se promueva el respeto por los derechos humanos, el cuidado de la familia y que las libertades fundamentales sean garantizadas. Oramos por quienes ahora tienen la gran responsabilidad de llevar a buen puerto a nuestra nación y a nuestro estado.


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