La falta de herramientas para darles mantenimiento y una voraz humedad ha provocado que algunos libros que forman parte del acervo histórico de la Biblioteca Central Estatal, también conocida como Biblioteca de la Ciudad, se hayan dañado al grado de que dejaron de ser consultables.
“El acervo histórico del estado de Veracruz, que era un acervo que donó Leonardo Pasquel, era su biblioteca y obviamente varios de sus libros son sus producciones. Hay varios libros que desgraciadamente ya son libros que están ahí, pero que ya están deteriorados, se pueden consultar, pero si usted abre un libro, posiblemente incluso la hoja se deshaga. Es la humedad, no tenemos la posibilidad de darle mantenimiento para una limpieza correcta”, lamentó Cristina Irma Flor Ladrón de Guevara, quien lleva más de 30 años de bibliotecaria en este emblemático lugar de consulta ubicado en la calle Juárez, esquina Alfaro, en el centro de la capital veracruzana.
En la Sala de historia de México correspondiente al año 900 con títulos de historia universal y de historia de México, las bibliotecarias no cuentan siquiera con cepillos suficientes para retirar el polvo. Usan guantes, pues la humedad en las hojas les ha provocado incluso hongo en las manos.
“No tenemos un mantenimiento de especialistas, eso sí nos haría falta. La maestra lo hace de manera rústica y no es apropiado, porque aquí necesitamos incluso aspiradoras para que el polvo levante y no se remueva y vuelva a salir. Tenemos un acervo muy valioso, le puedo decir que nos llegó esta colección que es de Conaculta, es una selección muy buena, pero que desgraciadamente, debido a que no se le da mantenimiento, está en riesgo el estado de los libros”.
La falta de presupuesto estatal y federal para el mantenimiento de esta biblioteca provocó ya la inhabilitación para consulta de la Sala Infantil que tuvo que reubicarse a otro espacio de este histórico inmueble. Sin embargo, en dicho espacio donde se observa casi una decena de cubetas para hacer frente a las goteras acuden niños a asesorías escolares.
“Nosotros somos de salas, para nosotros es hasta triste, voy a decir, ver cómo nuestro acervo se está deteriorando. Esta es una biblioteca y yo creo que el valor que resguarda es precisamente la bibliografía que tenemos” dijo la bibliotecaria. “Estamos expuestos a los hongos, también los usuarios, porque en el acervo y en algunos de estos, usted abre el libro y llega el olor. Tan solo abrirlo, es riesgo”, advirtió.
Yazmín Ramíerez, otra de las bibliotecarias, refirió que la nueva estantería no ayuda, pues se acumula más polvo.
“Como hay mucho polvo estoy tratando de limpiar los anaqueles, por el mismo tipo de anaquel, es muy incómodo meter libros. Lo que trato de hacer es limpiar las charolas” dijo mientras limpiaba con guantes algunos libros.
Así, en este estado y con el riesgo de ser devorados por la humedad y no por los lectores permanecen libros íconos como Regeneración, de Ricardo Flores Magón y otros ejemplares de la historia de la Revolución Mexicana.