Desde 1978 las antropólogas Lourdes Beauregard García y Lourdes Aquino del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana lograron institucionalizar la colocación de altares en las escuelas públicas del estado, desde preescolar hasta bachillerato.
De esta forma lograron contener la invasión del Halloween que desde entonces influenciaba a las nuevas generaciones, adoptando elementos como brujas o murciélagos durante la temporada de Día de Muertos en jardines de niños.
“En 1978 el Instituto de Antropología comenzó a hacer el rescate de esta tradición que es más que una festividad de Día de Muertos. Nosotros logramos en esa época que en los jardines de niños se institucionalizara el Día de Muertos, porque lo que había antes era Halloween. En los jardines de niños había brujitas y ese tipo de cosas. En esa época nosotros comenzamos a ir a hablar con las autoridades y cambiaron y se institucionalizó la festividad de Todos Santos”, explicó Lourdes Beauregard.
Si bien la colocación de ofrendas ha variado, las antropólogas explican que no hay riesgo de que la costumbre de celebrar a los muertos colocando altares vaya a debilitarse.
“Todo esto se ha ido mezclando y tiene que ver mucho con la religión cristiana, los colores que se usan. Ya en muchos lugares, normalmente en las poblaciones indígenas normalmente usan el azul, el rosado y el blanco, más el azul y blanco y ahora vemos que ya están metiendo el morado, que eso implica luto dentro de la religión cristiana. Todo ese se ha ido mezclando y a final de cuentas” explicó en entrevista.
Lourdes Aquino dijo que, si bien en los altares algunas personas colocan elementos de Halloween, es parte de la transculturación.
“No va a desaparecer, quizá, posiblemente en algún altar vamos a ver un disfraz de brujito, pero no va a desparecer, porque todos tenemos gente querida que no está con nosotros y que tenemos esa pequeña ilusión de que vengan a vernos”.
Las antropólogas destacaron que esta celebración conserva la esencia de la costumbre prehispánica en la que los antiguos mexicanos se reunían a compartir la comida en época de cosecha.
“Esta fiesta reúne a la familia. En esta época vienen y todos se convidan igual que en la época prehispánica, porque en el último mes, que se celebraban, de los seis meses que se celebraba a los muertos, en Ixcali nos dicen que ahí se hacían muchos tamales y todos se convidaban unos a otros y se sigue haciendo, aunque la economía no permite hacerlo como antes”.