El pasado 26 de octubre de 2018, la presidencia del Episcopado Mexicano, por medio de un comunicado dio a conocer que el R.P. Michael Czerny S.J., uno de los subsecretarios del Dicasterio Vaticano para el Desarrollo Humano Integral, vendrá a México al 8º Foro Social Mundial que tendrá lugar en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco en la CDMX.
El objeto de esta visita es para dar a conocer las 20 prioridades con los migrantes y refugiados, que el Papa Francisco mencionó en su mensaje para la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados del 14 de enero de este año. El foro tendrá lugar en la CDMX, mientras se encuentra en nuestro país la “Caravana de Migrantes” que salieron de San Pedro Sula, en Honduras el pasado 13 de octubre. Este grupo de migrantes se dirige a los Estados Unidos de Norteamérica.
La realidad de la migración es un fenómeno mundial. Debemos recordar que el migrante no es un delincuente, es una persona que busca mejores condiciones de vida. Todo migrante tiene sueños y también dignidad, no podemos criminalizarlos. En nuestros hermanos que emigran constatamos la exigencia evangélica: “Fui forastero y me recibiste, tuve hambre y me diste de comer” (Mt 25, 35-36).
Es un hecho que muchas personas se ven obligadas a abandonar sus familias y sus territorios para buscar mejores condiciones de vida. La causa de la migración no es sólo la miseria y la falta de oportunidades de empleo, hay que agregar además que muchos salen huyendo porque necesitan proteger su vida. La pobreza y la miseria son causa del fenómeno migratorio pero también las múltiples formas de violencia. La gente sale huyendo de sus lugares de origen porque la inseguridad o las condiciones sociales siguen siendo un problema aún no resuelto.
El migrante tiene derecho a ser respetado por el derecho internacional y por cada país. Todos debemos recordar que, independiente de su condición migratoria, estas personas poseen una dignidad humana intrínseca que debe ser respetada. Desde luego también, el migrante debe ser respetuoso de las leyes de cada país por donde pasa o se establece.
La Iglesia seguirá construyendo puentes entre los pueblos y las comunidades ya que independientemente de la nacionalidad, el credo o la cultura todos somos hermanos. La Iglesia católica reitera su compromiso de atender y cuidar a los peregrinos, forasteros, exiliados y migrantes de todo tipo.
Son varias las acciones que como Iglesia se están llevando a cabo para asistir a la caravana de migrantes. En las diócesis por donde transitarán los migrantes se han propuesto estas acciones: preparar albergues y lugares de descanso, brindar seguridad con apoyo de las autoridades, procurar atención médica, psicológica y espiritual, colaborar para la obtención de visas humanitarias y ayudar a quienes desean retornar a su país.
Nuestro reconocimiento a todas las organizaciones laicales que trabajan apoyando integralmente a los migrantes y a tantas familias en México, que asisten, atienden y apoyan a migrantes en el camino, abriendo su corazón y sus hogares.
El presidente de los obispos mexicanos José Francisco, cardenal Robles Ortega, señaló en su comunicado que “esta será una oportunidad para expresar nuestra comunión con el Papa Francisco, junto con nuestra solidaridad y apoyo al llamado que nos ha hecho de acoger, proteger, promover e integrar a nuestros hermanos migrantes”.
El Cardenal Robles hizo además la invitación a obispos y sacerdotes de todo el país, para que el 30 de octubre, se celebre la misa por los migrantes y refugiados, como “signo de la Iglesia unida que acompaña al que camina a través de México”.
Que nadie cierre sus puertas al peregrino que busca un poco de apoyo para seguir su camino en busca de mejores condiciones de vida o para proteger su integridad y la de su familia.