Las políticas asistenciales que benefician a la población con menos recursos en México ha afectado la forma de vida en algunas zonas, principalmente en las rurales. La gente se ha acostumbrado a que les den, agotando con ello la esperanza de autosuficiencia y valor, expuso María del Rocío Bedolla Tamayo, de la Red Nacional Mujeres Desarrollo Justicia y Paz.
“Es una amenaza cada vez más grande, es cada vez más la gente que llega y te dice: ¿qué me va a dar?, ¿qué trae?, se acomodan en esa expectativa. La forma de acercarse, el poder, con el ciudadano, y más, con el ciudadano vulnerable no es saludable, es una visión paternalista, no es una visión de empoderamiento ciudadano. De los desafíos que notamos ahorita más graves, es que la mentalidad hoy, de muchas, se ha adoptado y adaptado a los programas, entonces el asistencialismo ha sido tremendamente afectante a este poder humano de transformar su realidad”.
Los programas, principalmente de la Secretaría de Desarrollo Social estarían marginando entonces la forma de motivar el desarrollo de cada familia o individuo para por sí mismos, mejorar su condición de vida.
“El programa que por ejemplo, a mí me parece que distorsiona mucho, sí tiene que ver con aquellos que estimulan que desde la visión de la persona que sufre condiciones de pobreza, no se entienda que detonar en ellos su poder humano que transforme esa pobreza en avanzar y generar movilidad participando ellos en las soluciones de su situación para salir adelante, para transformar, y que eso mismo genera una historia de vida familiar, una historia de plan de vida, eso me parece que es lo que se ha venido a echar abajo con estos programas donde se beca a los hijos y ayudas a las mujeres solas sin ninguna dimensión integradora, entonces los estímulos están distorsionados, se piensa que si tienes más hijos así, te van a llegar más becas”.
Bedolla Tamayo refirió que en los programas de educación financiera que ofrecen en 28 estados de la República “hemos encontrado comunidades -no voy a decir donde, pero al final del día en todo el país- donde en el diagnóstico que ellas mismas hacen de cuántos recursos ingresa, cuando empezamos a contabilizar lo que les ingresa por programa, por supuesto que tienen unas mesadas, la mayoría no se da cuenta en conciencia real lo que les está entrando, lo único que saben es que tienen programas por ser pobres, entonces la mentalidad de pobreza se queda”.
Por ello insistió en que el desarrollo de las nuevas políticas asistenciales, deben evitar el paternalismo y generar alternativas que involucren a mujeres, hombres y jóvenes en mejorar, a través de proyectos, su forma de vida.