Sentado sobre su cama de doblar, Ruperto Carrera Pozos le tira pedazos de una rebanada de pizza a las palomas que se han anidado en las pizzas La Paz, frente al Paseo de Los Lagos.
En un macetero de un árbol apiló su ropa, cobijas y algunas de sus pertenencias. La banqueta de la calle Atletas, en la esquina con González Boca Negra ha sido su refugio y su hogar desde hace ocho años que fue despojado y abandonado por su familia.
“Tengo ocho años de trabajar acá. Me encuentro aquí en la calle por motivo de que mi sobrina vendió un terreno que compró mi mamá, acá sobre la carretera vieja a Coatepec, rumbo a Briones. Ese terreno está intestado, a mi sobrina se le hizo fácil venderlo”.
Al morir su madre, sus sobrinas y hermanos lo dejaron en la calle. Cuenta que cuando se quedó, alcanzó a dormir en un pequeño baño, en esa casa.
“Los papeles están chuecos, a mí me los leyó la mujer que compró el terreno. Esa mujer vive en Coatepec, según es maestra del estado. Me estaba quedando unos días en el baño que hizo el difunto de mi hermano, ahí estaba durmiendo porque no tenía dónde dormir. Temprano fue la maestra a decirme que quién me había dado permiso de quedarme. La mujer esa me echó mis cosas a la basura. Echó tela alrededor del terreno, está intestado el terreno desde 1963”. Posteriormente vivió en un grupo de Alcohólicos Anónimos.
“Una vecina de ahí mismo donde vivía mi mamá me dijo: mire don Beto, hoy, por este día va a usted a dormir en un albergue, ya mañana primeramente Dios se va a trabajar…yo confiado, dije, una noche como quiera se pasa”.
Tiene 78 años y acomoda los autos que llegan a los negocios de la zona, especialmente a “La Caña”, donde lo apoyan permitiéndole quedarse en la banqueta y dándole trabajo de ballet parking. “Acomodo coches y eso, aparto lugares…aquí gracias a Dios me van ayudando”.
Cuando llueve se refugia bajo el techo de “La Caña”. “En el día pongo la cama allá, porque ponen las mesas, sillas y eso…ahí están mis cosas”.
Tiene tres hijos, también lo abandonaron: “Ellos no saben si como, si visto, ni nada, ellos ahora sí, como si nada”.
No quiere irse a un albergue, porque no tendría tiempo de trabajar, lo que pide a las autoridades o a las personas altruistas es que le den un cuartito donde dormir.
“Que de veras me apoyaran con un cuartito, para quitarme el problema de dormir en la calle. Tener un techito donde acabar los días de mi vida porque francamente uno tiene la vida prestada”.