“Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo… que las trompetas anuncien la salvación. Goce la tierra inundada de tanta claridad…Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante” (Pregón pascual).
Con la proclamación del Pregón Pascual se anuncia ya, para toda la Iglesia, el culmen del Triduo Pascual: la resurrección de Cristo. “Cristo asciende victorioso del abismo”, Él es el lucero que no conoce ocaso, que brilla para el linaje humano”.
La fiesta de la pascua es la solemnidad más importante de todo el año litúrgico. Es una fiesta de luz. El Señor resucitado nos ilumina, pone en nuestros corazones una inmensa alegría, una inmensa esperanza y nos llena también de amor.
Los relatos del evangelio que escuchamos en la liturgia de la Iglesia Católica, nos hablan de los acontecimientos que sucedieron en la mañana del domingo de Pascua. Se trata del
día siguiente después del sábado, EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA que se convierte -con la resurrección de Jesús-, en EL DÍA DEL SEÑOR, es decir EL DOMINGO porque en él, Jesús Resucitó.
El primer día de la semana, los discípulos se encuentran con la novedad más grande del universo, que ha cambiado la historia de la humanidad y que todo lo renueva. Cristo ha
resucitado, la muerte ha sido vencida, Cristo Vive y está presente en medio de la comunidad. Esa es la buena nueva que desde entonces la Iglesia anuncia a todas las personas.
Por esa razón, en la Iglesia católica nos reunimos todos los domingos para celebrar la Resurrección de Jesús. Jesús resucitó y venció la muerte y con ello, todo lo que nos mantiene en la oscuridad.
También nosotros debemos resucitar con Él. El mundo tiene una gran necesidad de vivir.
Todos estamos llamados a la vida en plenitud. Resucitar con Jesús significa darle un sí a Dios y a todo lo que nos acerca a Él. Significa apartarse de conductas y actitudes que nos llenan de oscuridad, que nos llevan a preferir lo superfluo de lo fundamental.
En esta tesitura, ahora que han comenzado las campañas electorales de las elecciones federales, necesitaremos la luz del resucitado para discernir las diferentes propuestas que harán los candidatos a la Presidencia de la República, al Senado y a las diputaciones.
Esperamos escuchar propuestas concretas, sobre ¿cómo darán respuesta a los grandes problemas que mantienen a nuestro país en la contínua obscuridad? Lo grave de todo esto,
es que son problemas que han sido ocasionados y hoy, los culpables simplemente no aparecen.
Los ciudadanos debemos participar en los Procesos Electorales que en este año son concurrentes, federal y local, conociendo las plataformas de los partidos y los perfiles de los candidatos; es necesario tener en cuenta si en su historial hay buenos resultados o sólo se trata de oportunismo; es conveniente votar en forma razonada y sin presiones ni prejuicios de ningún tipo. Será muy conveniente analizar las ideologías que hay detrás de
cada política pública propuesta o las corrientes que los apoyan.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Director
Oficina de Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa