"Yo a todos mis hijos los amos, los quiero, pero cada quien tiene un lugar en mi corazón, pero ese pedacito nadie me lo llena", fueron las palabras de la señora Imelda Ávalos Aguilar, al recordar a Miguel Ángel Garduza quien perdiera la vida hace dos años en la explosión de la Planta Clorados III.
Entre lágrimas, mencionó lo difícil que ha sido superar la muerte de su hijo, con quien desayunó por última vez el pasado 20 de abril del 2016, cuando salió de su hogar sobre la avenida Benito Juárez 408 de la colonia Pescadores en la localidad de Villa Allende, rumbo a la zona industrial.
Horas más tarde fue reportada una fuga en el área de hornos la empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo y que posteriormente sobrevino la explosión, donde fallecieron 32 personas, según el reporte de Petróleos Mexicanos (Pemex).
"En vida lo vi salir, desayunó aquí conmigo y me dijo nada más te encargo a Roque, que es su hijo el más grande, el 23 de abril de este año va a cumplir 17 años, el día de la perdida cumplía 15 años y me dijo él todavía sin imaginarme lo que iba a pasar, me dijo que no se me fuera a olvidar ponerle las mañanitas a su hijo", comentó.
La señora Imelda habló del calvario que vivió el día que se registró la explosión, ya que al enterarse del incidente trató de comunicarse con su hijo a quien le apodaban "Chakira", pero ya no tuvo ninguna respuesta de su parte.
Emprendiendo la búsqueda en hospitales y clínicas particulares, donde fueron atendidos todos los lesionados, pero no supieron darle informes de Miguel Ángel Garduza Ávalos.
Semanas después, su cuerpo fue encontrado entre los fierros retorcidos, tras el fuerte estruendo que generó la explosión en la Planta Clorados III.
"Yo pedí una misa por su descanso eternos y por todos los que se murieron en esa explosión", declaró.
Miguel Ángel era el menor de cinco hermanos, apasionado al fútbol y leal al equipo de las Igualas del América.
Su hogar luce totalmente vació, donde sólo se observa un altar con su foto y al costado la imagen de la Virgen de Guadalupe.