Igual que en 2006. Casas de campaña vacías y recién desempacadas, activistas desconocidos con consignas antigobierno en cada esquina. Lonas, pancartas, sillas plegables y ciudadanos convencidos.
A diferencia del plantón instalado hace 14 años, Avenida Juárez fue ocupada, en esta ocasión, con imágenes de la Virgen de Guadalupe y plegarias, que ahora no son a favor del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las horas previas a la tormenta en la Ciudad de México, en el campamento que se mantiene desde el sábado en el centro de la capital –desde paseo de la Reforma y hasta Eje Central– la cinta adhesiva, las lonas y los impermeables se hicieron vitales para blindar los refugios.
En las casas de plástico se quedan a pernoctar ciudadanos que rechazan abiertamente la gestión del jefe del Ejecutivo federal y que forman parte del llamado Frente Nacional Anti AMLO (Frenaaa).
“Ciudadano, no queremos bloquear, pero López cerró el Zócalo y no podemos avanzar”, dice una de las pancartas colocadas sobre la fuente de la glorieta, enfrente de la Torre del Caballito, punto de encuentro para los contingentes a los que policías capitalinos les impidieron llegar a la Plaza de la Constitución.
No existen los nombres, ya que el único autorizado para dar entrevistas se llama Gilberto Lozano, quien, “por motivos de seguridad”, no se encuentra en el campamento y quien le ha dado rostro al movimiento opositor.
Arturo, un señor de unos 60 años, se baja del templete improvisado sobre la escultura abstracta de Manuel Felguérez, después de lanzar un par de consignas contra el Presidente y alcanzar eco en un una veintena de ciudadanos. Cuestionado sobre su partida, reitera su consigna de no moverse hasta que López Obrador renuncie.
“Aquí dormimos con lluvia. Ayer estuvo muy fuerte, si hay relámpagos o truenos, no importa, lo estamos haciendo por el bien de México”, dice, mientras las nubes negras amenazan a los campistas.
Desde Bucareli, es evidente que la pandemia pasa a un segundo plano, que parece estar resuelto con cubrebocas al cuello. Es ahí desde donde se empiezan a divisar cientos de casas de campaña amarradas entre sí y con separaciones de un metro.
Según los manifestantes, las que están vacías son para quienes llegarán por la noche, aunque lo mismo dijeron el domingo pasado.
Las 19:00 horas llegaron y las campanas de bolsillo sonaron. Un hombre de unos 40 años se quita su chamarra para dejar al descubierto su condición sacerdotal, con un atomizador de bolsillo esparce agua bendita sobre los fieles, para luego avanzar entre las carpas.
El rosario no había llegado a su segundo misterio cuando un grupo de provocadores, con micrófono en mano, y algunos con chalecos del color del partido del Presidente decidieron agredir.
“Ustedes no son gente de lucha… ustedes son unos vividores… a rezar a la Basílica… viva López Obrador”, fue la consigna que quedó encapsulada por 50 elementos de la policía capitalina que se interpusieron entre los alborotadores y los religiosos.
A mediodía, en entrevista radiofónica, Gilberto Lozano reiteró que la intención es llegar a la Plaza de la Constitución para exigir la renuncia del presidente López Obrador.