Un bajo número de pruebas de diagnóstico, no cerrar las fronteras cuando el coronavirus SARS CoV-2 aún no llegaba, falta de controles internos de tránsito y medidas de mitigación incompletas forman parte de una estrategia federal errónea para enfrentar la pandemia de covid-19, que en poco más de seis meses, ya dejó más de 50 mil personas fallecidas en nuestro país, opinó Laurie Ann Ximénez-Fyvie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología de la UNAM y doctora en Ciencias Médicas con especialidad en Microbiología por la Universidad de Harvard.
“Taiwán -por ejemplo-, a la fecha siguen haciendo control de fronteras, control de tránsito de la migración que viene del exterior, a la fecha tienen siete muertos, nosotros hoy rebasamos 50 mil muertos, ¡50 mil!; Uruguay tiene 37 muertos, y lo ha hecho extraordinariamente bien, tiene mil 300 casos, ¿cómo lo han hecho?, haciendo contención, controlando sus fronteras, tránsito interno, todas esas cosas que el doctor López-Gatell tuvo a mal desestimar desde el primer día”, expresó la académica.
En entrevista con MILENIO, detalló que una acertada estrategia de control epidemiológico se lleva a cabo soportada en cuatro brazos que no se deben omitir, separar, ni desestimar “como ha hecho la autoridad federal”, que solo cumplió con mitigar a medias la propagación del virus.
“La única razón por la que en China no se les ha vuelto a dispersar los contagios fue porque tiene buenas estrategia del control del tránsito interno de la migración del exterior. También Nueva Zelanda, Reino Unido y varios países europeos han avanzado en eso. Controlar la migración era un mecanismo útil de control epidemiológico ese es uno de los brazos del control epidemiológico que no se ha hecho y es una de las razones por las que vamos muy mal”, indicó.
Ximénez-Fyvie destacó que la contención es el núcleo central epidemiológico de todas las enfermedades transmisibles entre seres humanos que debe realizarse, dijo, mediante la aplicación de un amplio número de pruebas para poder localizar al mayor número de infectados y rastrear a sus contactos, a fin de controlar la propagación de la enfermedad.
“Se tendría que hacer suficiente cantidad de pruebas, rastreo de contactos, programas de aislamiento selectivo de casos positivos, eso es contención. Aquí no hay un programa de aislamiento, a la persona que se detecta se le da una cajita de paracetamol y se le dice: si es que no tienes síntomas graves, no está para ser hospitalizado, váyase a su casa y regrese cuando esté grave. Se va a su casa, infecta a su familia, y se da el contagio intrafamiliar, no funciona esta directriz”.
Sin embargo, dijo que la aplicación de pruebas diagnóstico está sesgada a las personas con sintomatología, y la mayoría requiere hospitalización, por lo que no se está identificando los casos asintomáticos, “quienes dispersan más la enfermedad (…) aquí no hay estrategia de contención, se deja a todos los asintomáticos, libres, esparciendo más el virus”.
Además del control de la migración y tránsito y la contención por medio de pruebas, explicó que el otro brazo de la estrategia de control durante la pandemia, se hace a través de la vigilancia epidemiológica; sin embargo, dijo que a pesar de que México cuenta con el modelo centinela, éste es efectivo para enfermedades “predecibles” como la influenza estacional, que ya se sabe cuándo comienza y no durante una pandemia.
Asimismo, dijo que las medidas de mitigación son el único brazo de la estrategia federal, pero aplicadas en medio de contradicciones, ya que si bien, se difundió entre la población el lavado constante de manos, el distanciamiento físico y el quédate en casa, al transitar hacia la nueva normalidad, las autoridades de la Secretaría de Salud no han incentivado el uso del cubrebocas, a pesar de que hay evidencia científica que demuestra su efectividad en reducir la transmisión por las gotas de saliva al hablar, toser o estornudar.
“Desde el principio se han venido manejando contradicciones como querernos decir que el cubrebocas no sirve, cuando la evidencia científica dice que el cubrebocas es extremadamente útil. Ni el secretario, el subsecretario, el gabinete, nunca vieron que esto fuera un punto importante y hasta la fecha se sigue desestimando su uso y no se hace de forma amplia”, lamentó.
Laurie Ann Ximénez resaltó la necesidad de aplicar más pruebas diagnóstico para también contar con un índice de positividad más confiable, ya que “de acuerdo con la OMS, si el índice de positividad no baja a 30 por cieno no se puede abrir ninguna actividad no esencial, pero México está en un rango de entre el 60 y 80 por ciento de positividad y todavía estamos hablando de semáforos, qué está pasando”.
Refirió que en Uruguay, el índice de positividad es del 0-4 a 0.7 por ciento; mientras que en Estados Unidos, Chile y la India, manejan un rango de positividad de 8.3 por ciento.
Ante los modelos matemáticos que pronostican que el número de muertos se triplique al llegar al 1 de noviembre, la experta llamó a replantear la estrategia mexicana ante la pandemia de covid-19.