La hija de Rosario Ibarra de Piedra recibió esta mañana a nombre de su madre la Medalla Belisario Domínguez, el máximo galardón que entrega el Senado de la República. No deja de ser paradójico, aunque son otros tiempos. Fue el Estado mexicano el que desapareció a su hijo en 1974. Ahora es uno de los poderes de ese Estado el que premia su lucha de décadas a favor de los desaparecidos.
Jesús Piedra Ibarra fue acusado de pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre. Lo detuvieron, lo torturaron y lo desaparecieron fuerzas de seguridad nacional que sirvieron a los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Desde entonces, desde principios de la década de los 70, Rosario Ibarra inició una lucha que la llevó a entrevistarse con presidentes, a recorrer oficinas de Gobierno, a plantarse en las afueras de los cuarteles militares.
Es hora que no se sabe nada de Jesús Piedra. Es víctima de la desaparición forzada, como cientos, quizás miles en Mexico.
Después de la entrega de la presea, Claudia Piedra Ibarra leyó unas palabras de su madre, quien pidió al Presidente Andrés Manuel López Obrador custodiar el galardón hasta que se esclarezca la desaparición “de nuestros queridos y añorados hijos y familiares”.
“Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador, querido y respetado amigo, no permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia. No quiero que mi lucha quede inconclusa, es por eso que dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los ha cubierto con su velo protector”, dijo.
“Mientras la vida me lo permita, seguiré en mi empeño de encontrarlos. ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos! Y firma Rosario Ibarra”, añadió la hija de la activista social desde la Casona de Xicoténcatl.
Durante su discurso, Rosario Ibarra de Piedra recordó un comentario que le hizo su nieto: “Me dijo, abuela, qué bien que muchas personas estén felices por ese galardón importante que te van a entregar aunque de sobra sé que desde que estoy junto a ti esto está muy lejos de ser lo que siempre tú has buscado”.
“Sé, abuela, que lo único que quieres es saber de tu hijo, pero quiero que sepas que he vivido muy enojado y estoy lleno de rabia e indignación porque sé que llevan más de 40 años luchando y esperando para que las cosas cambiaran, y un Gobierno justo llegará y buscará junto a ustedes y a sus hijos”, agregó.
Mientras que Claudia Piedra aseguró que actualmente “las familias seguimos igual que antes recibiendo escarnio y burla de los funcionarios”.
Ifigenia Martínez Hernández, Senadora del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), consideró que “Rosario Ibarra de Piedra es un caso paradigmático y por eso fue elegida para recibir esta presea. En esta ocasión es motivo de orgullo que sea una mujer y madre quien reciba la presea Belisario Domínguez”.
A nombre del Senado, celebró que hoy en “un acto de justicia plena” le sea entregado este reconocimiento a una mexicana ejemplar, una mujer que hizo de la lucha por la búsqueda de su hijo Jesús un movimiento de conciencia.
Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México; Arturo Zaldívar, Ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Luis Cresencio Sandoval Gonzalez, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena); Rafael Ojeda, Secretario de Marina; Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana; Julio Scherer Ibarra, Consejero Jurídico de la Presidencia de la República; Alejandro Encinas, Subsecretario de Gobernación; Mario Delgado, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados, fueron algunos de los personajes que estuvieron presentes en el acto.
ROSARIO IBARRA DE PIEDRA, UNA VIDA EMBLEMÁTICA
A Rosario Ibarra de Piedra no se le podría describir con una sola escena, momento, acción o anécdota, ni se le podría reducir a una frase icónica. De Doña Rosario se tendría que decir que “toda su vida es emblemática”.
Así lo recalcan, y coinciden, quienes la conocen, quienes saben de su lucha, trayectoria, activismo social y político que realizó junto con Las Doñas, madres de los desaparecidos de la Guerra Sucia.
El Senado de la República entregó este miércoles la Medalla Belisario Domínguez a Rosario Ibarra de Piedra, activista reconocida por la indomable búsqueda de su hijo Jesús de Piedra, desaparecido después de ser detenido por policías estatales en Monterrey, Nuevo León, en 1975.
La defensora de derechos humanos fue elegida entre 450 candidatos y candidatas nominadas a este máximo galardón que entrega el Poder Legislativo Federal, entre las que figuraron destacadas personalidades de la vida pública mexicana como la Senadora, catedrática y diplomática Ifigenia Martínez y la periodista y escritora Elena Poniatowska.
“Doña Rosario se lanzó por los caminos de la patria, por las brechas más pedregosas, por las antesalas de funcionarios más que indiferentes, por las cárceles clandestinas sin más apoyo que su fuerza de voluntad y la generosidad que la caracteriza, y con su Comité Eureka, conformado por otras doñas con hijos desaparecidos, logró encontrar a 150 víctimas de las 500 denunciadas, pero no a su hijo Jesús. Delgada, ágil, de movimientos rápidos y llenos de destreza, en su rostro se delineó muy pronto su determinación, ya que se enfrentó durante años a torturadores, a policías, a políticos, a simuladores”, escribió Poniatowska sobre Rosario Ibarra, en una columna publicada el pasado 13 de octubre en La Jornada.
En su búsqueda por la verdad y la presentación con vida de su hijo, Doña Rosario hizo historia en el país: fue la primera mujer candidata a la Presidencia de la República; madre de un desaparecido político, como ella, había muchas más en la nación.
“Ella tenía claro que no iba a ganar, pero la candidatura le permitía presentar la denuncia ante el mundo. Sabía que todo lo que ella hablara, al momento de ser candidata, se iba a publicar. Y la denuncia de ella es que su hijo había sido desaparecido”, recuerda Shula Erenberg, creadora del documental Rosario, un trabajo que se adentró a la vida de la activista.
Rosario Piedra Ibarra, hija mayor, destaca en entrevista con SinEmbargo que frente a la adversidad que ha enfrentado su madre –del sistema represivo del Estado mexicano–, siempre ha mantenido la entereza y ha tratado de preservar la unidad familiar .
“A pesar de ese dolor tan grande que ella sintió al momento en que secuestraron a mi hermano; eso en lugar de arrinconarla o mandarla a algún lugar donde ella se pusiera a llorar, todo eso lo transformó en fortalezas para seguir luchando no sólo por la libertad y presentación con vida de su hijo Jesús, sino por la presentación de los desaparecidos de la Guerra Sucia”, comentó.
La vieja casona de Xicoténcatl será la sede del evento, al que se espera la asistencia del Presidente, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, Doña Rosario, por motivos de salud y recomendaciones médicas, no asistirá. Serán sus hijas Claudia y Rosario, quienes acudirán en su representación para recibir el reconocimiento.
Doña Rosario Ibarra de Piedra se encuentra tranquila en su casa; ese inmueble con paredes llenas de fotografías y recuerdos, ubicado en Monterrey, Nuevo León.
La música clásica acompaña gran parte de sus jornadas. Piezas de Beethoven, Mozart, Verdi y Rossini integran su repertorio lírico.
Los días de Doña Rosario, ahora, a sus 92 años de edad, son serenos. Su familia trata que sean así: “Es justo y necesario que ella esté descansando […] que ella pueda hacer las cosas que le gustan y que tanto se limitó de ellas, precisamente por esta larga lucha de más de 44 años”, narra Rosario Piedra, su hija mayor, en entrevista con esta redacción.
Doña Rosario es una mujer con esperanza y optimismo. Su carácter alegre, fuerte y amable, su voz firme y franca sonrisa, son aspectos característicos de ella.
Hoy en día, la vida cotidiana consiste es descansar bien, comer sanamente, para mantener su salud estable, y en momentos de esparcimiento; pero, en tantos ratos, ilustra a quienes están cerca de ella. “En la medida de sus posibilidades, que nos oriente en esta lucha que continuamos todas las familias que integramos el Comité Eureka”, añade su hija.
Su vista cansada no le permite devorar los libros con la misma intensidad que hacía tiempo atrás, pero no ha dejado de leer, aunque lo haga con menor frecuencia. Su familia “también le lee y le comenta detalles”, comenta su hija. Rosario Ibarra gusta de ver películas “ya sea actuales y que sabemos que el género le será de interés o películas que ya hace mucho conoce y le gusta recordar”.
Hay un factor que en los últimos años no ha cambiado para Doña Rosario: el fantasma de la incertidumbre. Clavada en sus pensamientos, persiste la tormentosa pregunta que no ha podido ser respondida: ¿Dónde está su hijo Jesús?, ¿qué pasó con él?, ¿dónde están los desaparecidos políticos?
“Lo que más extraña es a Jesús. Una parte muy importante de la familia, en el caso de mi madre, es su hijo. Es mi hermano, lo que ella más añora”, comparte Rosario Piedra.