El exgobernador, Javier Duarte de Ochoa, actualmente preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, comenzó de nuevo una estrategia para evitar nuevos cargos de corrupción, al señalar al expresidente Enrique Peña Nieto de haberle entregado dinero que al final terminó pagando por una extorsión al exencargado de la Procuraduría General de la República, Alberto Elías Beltrán.
En entrevistas telefónicas hechas para diferentes medios de comunicación, entre los que se incluye el periódico Reforma, Javier Duarte repartió culpas, pues señaló que su captura en Guatemala fue pactada con el exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien fue además el que le pidió que en octubre de 2016 solicitara su licencia al cargo de gobernador ante el nivel de crispación entre el propio Duarte y el entonces gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Duarte narró al reportero Abel Barajas, de Reforma, que le dijeron que tenía que entregarse antes de las elecciones del Estado de México, a cambio dejarían en paz a su familia. Dijo que fue amenazado y que Peña Nieto le envió una suma de dinero, a través de un amigo en común al que no menciona por su nombre, porque tenía “cargos de conciencia”.
El dinero, dijo, le fue entregado a su hermano Cecil Duarte y que fue directamente para pagar un soborno a sus subalternos y que no le fincaran cargos por delincuencia organizada, lo que al final sucedió, pues le variaron el delito al de asociación delictuosa.
Mencionó que posterior a este episodio le escribió una carta al entonces presidente para advertirle que era un asunto “totalmente bizarro”.
“Me ayudó por el cargo de conciencia que tiene, todas las chingaderas que me hicieron. Todas las cosas que me fabricaron. A ver, pregunto, ¿qué pruebas hay en contra mía? ¿dónde están los miles de millones de pesos que dicen me robé? ¿dónde están? Pregunto ¿dónde están?...” señaló en parte de la entrevista con Barajas.
Se dijo “chivo expiatorio” y que su caso fue usado para desviar la atención del propio gobierno de Peña Nieto, dijo que al ser un gobernador “popular y fuerte” era una carta fuerte para que el PRI prácticamente lo tomara como bandera para decir que el partido también actuaba contra sus correligionarios.
Negó además que su esposa, Karime Macías, quien actualmente reside en Londres, vaya a ser extraditada para ser juzgada en México y que su acusación sólo está sostenida por el testimonio de quien fuera el director del DIF, Juan Antonio Nemi, quien ahora presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos para advertir que había sido torturado para declarar en contra de su esposa.
Anoche, en su cuenta de Twitter, el periodista Ciro Gómez Leyva subió los originales de una carta enviada al Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, en donde de puño y letra, Javier Duarte, en un fragmento le señala “cuento con información valiosa y detallada en contra de diversos funcionarios, misma que pudiera ser de utilidad para la integración de las indagatorias”.
Con información de Reforma.