El nuevo rostro del Conacyt ya no es un enigma. Su directora, María Elena Álvarez-Buylla, se ha sumergido en su interés por reestructurar este organismo, pero el proceso ha estado plagado de escándalos y polémicas decisiones.
Para Antonio Lazcano, uno de los científicos mexicanos más reconocidos, el compromiso del gobierno de López Obrador con la ciencia ha quedado al desnudo: “No se está cumpliendo con lo que se esperaría de un gobierno de izquierda, un gobierno que se hace llamar progresista. Se están dejando a un lado las necesidades de un aparato científico que sigue creciendo; vemos una enorme cantidad de jóvenes que quieren ser investigadores, pero no se cumplen las expectativas mínimas para que haya un crecimiento armónico en las universidades”, comenta en entrevista.
El coordinador del Laboratorio de Microbiología del Departamento de Biología Evolutiva de la UNAM asegura que la primera mala señal del nuevo gobierno hacia la academia fue la disminución de 6% de los recursos que este año se asignaron al Programa Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, así como un recorte de 12% al Conacyt. “Es terrible porque esto muestra que las ciencias nos son vistas como un elemento esencial en el desarrollo de una sociedad democrática”, señala.
“Muchos teníamos la esperanza de que la doctora Álvarez-Buylla fuera una digna representante de la comunidad científica. No lo es”, sostiene Lazcano, primer investigador latinoamericano en presidir la Sociedad Internacional para el Estudio del Origen de la Vida.
“Llegó blandiendo una espada flamígera en una comunidad donde no tocaba hacerlo y eso se prestó a una serie de excesos declarativos de su parte como su afirmación de que ´la ciencia occidental ha producido avances inútiles como la llegada a la Luna´. Eso te muestra que tiene una visión muy pequeñita de lo que es la ciencia, sus excesos declarativos han sido errores brutales”, recuerda.
¿Por qué la directora del Conacyt no los representa?
Fue designada por el Presidente, no elegida democráticamente, y está bien, es un derecho del Ejecutivo nombrar a sus colaboradores directos pero tenemos muchos ejemplos en la historia política mexicana en donde han sido designadas personas totalmente inadecuadas para algunos puestos, eso está pasando con la doctora Álvarez-Buylla.
El Conacyt no tiene por qué ser democrático pero la directora ha perdido, todavía no del todo, la oportunidad de garantizar una mayor participación de la comunidad científica.
La doctora Álvarez-Buylla, como cualquier científico contemporáneo, no es experta en todos los campos
y en lugar de asesorarse, que era lo que uno hubiera esperado de manera natural, lo que ha hecho es encerrarse en sus propias ideas y con un grupo de colaboradores que ha resultado absolutamente desafortunado.
¿Las polémicas designaciones en Conacyt generaron una brecha entre la comunidad académica y la directora?
Es una pena pero hay un divorcio entre la comunidad científica y la doctora Álvarez-Buylla; la brecha se sigue abriendo con el nombramiento de la nueva encargada de Comunicación (Cristina Pouliot) que es creyente de la astrología, y no es un problema de creencias religiosas, pero no podemos tener a una persona en Comunicación que dice cosas tan absurdas como que la “astrología erudita tiene capacidades predictivas”.
La directora Álvarez-Buylla fracturó la comunidad del Centro de Investigación Científica de Yucatán, tiene una responsabilidad directa por la destitución de la doctora Beatriz Xoconostle. Ella lo llama renuncia pero todos sabemos lo que ocurrió; cuando me contaron la historia que, lamentablemente no hay manera de probarla, me recuerda a ese dialogo hipotético de la obra de Friedrich Schiller entre Isabel I y Maria Estuardo. Sabemos que la doctora Xoconostle fue presionada para renunciar,
no hay ninguna acusación formal en su contra, la destitución tuvo tintes personales.
La directora ha expresado que durante su gestión la ciencia atenderá los problemas de la nación, ¿es un acierto?
Su énfasis de que la ciencia debe ser aplicada para los problemas nacionales es un error fatal. Históricamente cuando eso se hace se falla porque no se cumple con las expectativas. La ciencia produce conocimiento, es algo que todos los filósofos de la ciencia conciben, y ese conocimiento puede servir a corto, mediano o largo plazo. La doctora Álvarez-Buylla tiene una visión de corto plazo, prácticamente demagógica, al usar esos términos de aplicación inmediata y llenarse la boca con solucionar problemas; cuando la mejor solución es incrementar los apoyos a los investigadores y garantizar que ningún joven quede aislado de integrarse al mundo académico.
¿Qué debe atender con urgencia el nuevo Conacyt?
La investigación científica no debe estar desligada del desarrollo de las universidades, aseguremos que existan estos apoyos. Es responsabilidad de Conacyt garantizar una relación muy estrecha entre los centros de investigación y las escuelas de educación superior. Es indispensable por la cantidad de jóvenes que hay en nuestro país, y por todas las áreas de ciencia que tenemos que desarrollar, se debe garantizar que la intersección de sus actividades sea mayor.
¿Es necesario reformar la Ley de Ciencia?
Cualquier ley es perfectible y cualquier legislador tiene derecho a presentar una iniciativa, pero la que compareció la senadora de Morena Ana Lilia Rivera era una tomada de pelo. Esta iniciativa abarca las obsesiones ideológicas y científicas de la doctora Álvarez-Buylla en contra de los transgénicos: la regulación de esta actividad a nivel nacional. Además, quería desaparecer de un plumazo comisiones, instancias regulatorias y evaluadoras de la comunidad científica, y centralizar la toma de decisiones. Llama la atención el aislamiento en el que se encuentra la doctora Álvarez-Buylla con los científicos y políticos, que ni los de Morena, como el senador Ricardo Monreal, apoyaron esta iniciativa. Claro hay quienes la apoyan como el doctor John Ackerman, pero en la comunidad de ciencias físicas y naturales ella tiene una presencia mínima.
¿Es necesario que asociaciones civiles como el Foro Consultivo sigan participando en el consenso de políticas científicas?
Sin colgar una etiqueta, el Foro representa una suerte de organismo de izquierda social no militante y garantiza que una voz colectiva pueda ser escuchada dentro del Conacyt pero esto no le gusta a la doctora Álvarez-Buylla. Me preocupa mucho ese rechazo que tiene el Presidente hacia organizaciones civiles y me preocupa más en el sector de ciencia: la forma mecánica, caricaturesca, en la que las autoridades de Conacyt, incluyo a la directora Álvarez-Buylla, se ha dirigido a las asociaciones científicas negando, en un principio, dinero para organizar congresos y olimpiadas, como si las sociedades científicas fueran perversas.
Al frente de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad se designó a Emmanuel González, un antiguo estudiante de Álvarez-Buylla y que también ha manifestado públicamente su activismo antitransgénico, ¿hay un sesgo ideológico?
Es un sesgo brutal, el no poder hacer a un lado actitudes personales para tener la objetividad que todo funcionario está obligado a mantener. Conozco científicos mexicanos excepcionales que, cuando adquieren un puesto como funcionarios, prefieren no llevarse a sus estudiantes para no lastimar su desarrollo académico. Si uno revisa la trayectoria de Emannuel se da cuenta que es gente sin suficiente experiencia académica.
Sucede algo similar con Mario de Leo-Winkler que nombraron para encargarse del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Él tiene una buena tesis de doctorado en astrofísica, un artículo con un número razonable de citas, pero decidió que no le interesaba la investigación sino la divulgación, lo cual es muy válido. Pero nunca ha estado en el SNI, nunca. El doctor De Leo no sabe lo qué es eso y se va a topar ahí con gente que tiene muchísima experiencia.
¿Este nuevo Conacyt huele a Lysenko?
No. Lysenko se dio en un momento muy crítico donde la gente no sabía lo que eran los genes, donde había un régimen totalitario que había acabado por completo con las voces independientes en la Unión Soviética como resultado de la dictadura de los bolcheviques y en particular por los excesos de Stalin. Ese presente tiene tufos antidemocráticos muy preocupantes y espero que nunca apeste a Lysenko.