La pregunta dejó helado a Ricardo Anaya, reputado por ser de mente ágil.
—Si tú no fueras candidato el día de hoy, ¿por quién votarías?
El candidato no atinaba a contestar. Sólo sonreía, nervioso, en medio del murmullo.
—Sólo un nombre. Nada de rodeos ni contextos.
Reía el auditorio del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) ante la pregunta de Arturo Arámburu, estudiante de ingeniería industrial, que ante el estupor de Anaya concedió:
—Bueno, puedes dar la razón por la que sí votarías.
—Lo que pasa es que la política es un asunto de equipo. Yo sí creo en eso —se trataba de escabullir Anaya.
“Entonces, como los integrantes de la coalición me están apoyando a mí, yo evidentemente estaría apoyando al que fuera el candidato de nuestra coalición”.
Por fin, se animó: “Quieres una respuesta concreta: si yo no hubiera sido candidato del PAN, probablemente lo hubiera sido Margarita (Zavala), y por supuesto yo la hubiera apoyado”.
Anaya conquistó aplausos del auditorio Elizondo del ITESM, donde fue el primero de los cinco candidatos presidenciales que acudirán ante el estudiantado.
No fue un encuentro fácil para el candidato de la alianza de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), pero el formato hábil permitió conocer aspectos poco conocidos de él.
Por ejemplo, por primera vez, a pregunta específica, se declaró en contra del aborto: “Vida”, respondió. Y también se manifestó en contra de la legalización de las drogas.
“No va a resolver el problema”.
Sobre la pena de muerte y la eutanasia, también dijo no: “No es la solución”.
También por primera vez se manifestó en contra de las pensiones a los ex presidentes (“innecesarias”) y por “necesario” reducir los altos sueldos de los funcionarios.
—¿Equidad de género?
—Indispensable.
—¿Corrupción?
—Cáncer.
—¿Matrimonio igualitario?
—Tolerancia.
—¿Fuero?
—Eliminarlo.
En dos planteamientos que ha hecho Andrés Manuel López Obrador, coincidió y discrepó.
—¿Revocación de mandato?
—Conveniente.
—¿Amnistía para delincuentes?
—Locura.
Anaya tuvo oportunidad de presentar, en dos minutos rigurosos, un mensaje que delineó sus principales puntos de su oferta de campaña, pero luego fue sometido a preguntas, incluido además el emplazamiento a que dijera dos cualidades de sus adversarios, no una como se lo pidieron en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
—Margarita me parece una mujer sensible y una mujer con mucho carisma. José Antonio: Es un hombre listo y preparado. El Bronco: Muy echado para adelante y muy simpático.
“Andrés Manuel es muy tenaz y muy perseverante. Flores para todos los candidatos”, dijo.
Como desde 1994, cuando por vez primera el ITESM emplazó a los candidatos presidenciales de todos los partidos, en esta ocasión comparecerán, además de Anaya, la expanista Margarita Zavala, el priista José Antonio Meade y el sin partido Jaime Rodríguez, gobernador con licencia de Nuevo León.
En su encuentro con el estudiantado, Anaya también debió responder por qué no esperó seis años para ser candidato.
—¿Por qué no te esperaste seis años?
—Yo sé para qué quiero ser presidente —respondió.
“Yo quiero acabar con la corrupción del país y no me voy a resignar a ver a un país donde los políticos se roban el dinero. También porque sí es posible pacificar a México si cambiamos la estrategia y además sí podemos acabar con la pobreza extrema.
“Y, además, porque las oportunidades en la vida no se presentan muchas veces”, dijo y aconsejó a los jóvenes a que se la jueguen, como él. “No dejen que les digan: ‘No están listos, estás muy joven, espérate a la siguiente’. Éntrenle con pasión. Cuando vean la oportunidad, juéguensela. Entréguenlo todo. La vida es mucho más corta de lo que pensamos”.
Y sobre su candidatura, expresó: “Creí y sigo convencido de que este es el momento que puedo ganar y lograr ese cambio profundo que México necesita”.
—Existen posibilidades de que no ganes —le dijo Arámburu, quien le preguntó qué haría en caso de derrota.
—En la vida hay que meterle mucho valor y no hay que jugar con miedo —respondió.
Y añadió:
“El resultado al final, en cualquier cosa que ustedes enfrentan, va a ser incierto. Y el que tiene miedo a fracasar nunca va a intentar absolutamente nada. Hay que echarse para adelante, jugársela. Yo me la estoy jugando. Confío en que voy a ganar. Pero además confío en que va a haber un día después y que, pase lo que pase, yo voy a seguir sirviendo a mi país. Voy a seguir siendo papá, estará ahí mi familia, estarán mis amigos. Confío en que vamos a estar en Los Pinos”.
Le fue bien a Anaya en el ITESM, donde mañana se presentará López Obrador, para quien tuvo varias puyas sobre el congelamiento del precio de la gasolina y otras “locuras que está planteando. Vean cómo está Venezuela y Corea del Norte”. Y a la manera de Meade, tranquilizó: “No va a pasar, porque él no va a ser presidente”.