Los bomberos trataban este domingo de contener incendios forestales descontrolados en Francia y España, en medio de una ola de calor inusualmente extrema en Europa que las autoridades asociaron a un aumento del exceso de mortalidad.
Dos enormes fuegos que llevaban seis días calcinando pinares al sur de la ciudad de Burdeos, en el suroeste de Francia, han forzado la evacuación de unas 14,000 personas, incluidas muchas que pasaban sus vacaciones en zonas de acampada.
En España, los bomberos, respaldados por las brigadas de la Unidad Militar de Emergencia, intentaban extinguir unos 30 incendios forestales en distintos puntos del país. El Ministerio de Defensa dijo que la mayoría de sus aeronaves contra incendios habían sido desplegadas. Muchos de los fuegos estaban en terrenos escarpados de difícil acceso para los equipos de tierra.
Por el momento no se habían registrado muertes por los incendios en Francia y España. En Portugal falleció un piloto de avión contra incendios cuando su aeronave se estrelló el viernes.
Pero con el aumento continuado de las temperaturas se dispararon las muertes asociadas al calor.
En España, la segunda ola de calor del verano mantuvo las máximas por encima de 40 grados Celsius en muchos lugares. Según el Instituto Carlos III, que registra las muertes asociadas al calor cada día, entre el 10 y 15 de julio se presentaron 360 decesos por las altas temperaturas. En comparación, en los cinco días previos se registraron 27 muertes relacionadas con el calor.
El fallecimiento de un barrendero, tras sufrir un golpe de calor mientras trabajaba, hizo que el Ayuntamiento de Madrid diera la opción a su personal de limpia de trabajar por la tarde para evitar las peores horas de calor.
En Francia, el incendio en La Teste-de-Buch, cerca de la costa atlántica, obligó a 10,000 personas a desalojar sus casas. El gobierno regional de Gironde dijo el domingo que “la situación sigue siendo desfavorable” debido a las ráfagas de viento, que combinadas con un ambiente seco y cálido avivaron más las llamas durante la noche.
Un segundo incendio cerca de la localidad de Landiras, al sur de un valle de viñedos de Burdeos, obligó a las autoridades a evacuar a 4,100 personas esta semana, incluidos unos 1,900 el sábado. Las autoridades dijeron que un flanco se había controlado tras arrojar arena blanca durante un tramo de 2 kilómetros. Sin embargo, otro flanco seguía sin control.
Algunos de los fuegos más preocupantes en España se concentraban en las regiones occidentales de Extremadura y Castilla y León. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció la formación de un mando central para coordinar los esfuerzos contra el fuego en esas regiones.
Los bomberos no han podido detener un incendio iniciado cerca de la ciudad de Cáceres que amenaza el Parque Nacional de Monfragüe, e impidió que 200 personas regresaran a sus hogares.
Otro fuego en el sur de España, cerca de Málaga, obligó a evacuar a otras 2,500 personas. Había más incendios, como los declarados cerca de la ciudad central de Ávila y en la región noroccidental de Galicia.
Hungría, Croacia y la isla griega de Creta también lucharon esta semana contra incendios forestales, al igual que Marruecos y California.
Las abrasadoras temperaturas se han extendido incluso hasta lugares tan septentrionales como Gran Bretaña, donde la agencia meteorológica emitió la primera “alerta roja” por calor extremo de su historia para el lunes y el martes, cuando las temperaturas en el sur de Inglaterra podrían alcanzar los 40 grados Celsius por primera vez.
Seguía siendo una cifra relativamente soportable en comparación con los 47 grados registrados el miércoles en Pinhao, una localidad en el norte de Portugal, que fijó un récord nacional.