Decenas de simpatizantes del presidente Donald Trump acudieron el miércoles a centros de recuento de sufragios en Detroit y Phoenix conforme los resultados se iban inclinando en contra de Trump, mientras que miles de manifestantes en contra del mandatario y que exigen que se cuenten todos los votos en la indefinida contienda presidencial salieron a las calles de varias ciudades del país.
“¡Detengan el conteo!”, coreaban los partidarios del presidente en Detroit. “¡Detengan el robo!”, exclamaron en Phoenix.
Las protestas se registraron mientras el presidente insistía sin pruebas que había graves problemas con la votación y el escrutinio, y los republicanos presentaban demandas en varios estados sobre las elecciones.
Los manifestantes en Phoenix llenaron gran parte del estacionamiento en el centro electoral del condado de Maricopa, donde la policía vigilaba tanto el exterior del edificio como el proceso de escrutinio dentro.
El representante Paul Gosar, republicano de Arizona y férreo defensor de Trump, se sumó a la multitud y afirmó: “No vamos a dejar que roben estas elecciones. Punto”.
Sin embargo, seguía habiendo observadores de los dos grandes partidos dentro del centro electoral mientras las boletas se procesaban y contaban, y el proceso se emitía en vivo a través de internet en todo momento.
Dos importantes funcionarios del condado, uno demócrata y otro republicano, emitieron un comunicado expresando su preocupación por cómo se había extendido al desinformación sobre la integridad del proceso electoral.
“Todo el mundo debería querer que se cuenten todos los votos, ya fueran por correo o presentados en persona”, afirmó el comunicado firmado por Clint Hickman, presidente republicano de la Junta de Supervisores de Maricopa, y el supervisor demócrata Steve Gallardo. “Una votación precisa requiere tiempo (...) Esto es una prueba de democracia, no de fraude”.
Entre tanto, desde la ciudad de Nueva York a Seattle, miles de manifestantes salieron a la calle para reclamar que se contaran todos los votos.
En Portland, Oregon, donde se han registrado protestas periódicas durante meses, la gobernadora, Kate Brown, desplegó a la Guardia Nacional cuando los manifestantes cometieron lo que las autoridades describieron como violencia generalizada en el centro de la ciudad, lo que incluyó reventar ventanas. Los manifestantes en Portland protestaban por temas desde la brutalidad policial al conteo de votos.
“Es importante confiar en el proceso, y el sistema que ha garantizado elecciones libres y justas en este país durante décadas, incluso en épocas de grandes crisis”, dijo Brown en un comunicado. “Todos estamos juntos en esto”.
Richard March dijo haber acudido a una marcha contra Trump en Portland pese a tener un problema cardiaco que le hacía vulnerable al COVID-19.
“Cuestionar estas elecciones tiene consecuencias terribles para nuestra democracia”, dijo. “Creo que ahora somos una sociedad muy polarizada, y me preocupa lo que va a pasar en los próximos días y semanas y meses”.
En Nueva York, cientos de personas pasaron junto a tiendas de lujo protegidas con tablones en la Quinta Avenida. En Chicago, los manifestantes marcharon por el centro y junto a una calle al otro lado del río de la Trump Tower.
Protestas similares, en ocasiones sobre las elecciones y en otras sobre la desigualdad racial, se desarrollaron en por lo menos media docena de ciudades, incluidas Los Ángeles, Seattle, Houston, Pittsburgh, Minneapolis y San Diego.
Michigan ha estado en alerta durante varios meses por inquietudes de violencia política. En la primavera, varios manifestantes en contra del gobierno portaron armas al Capitolio estatal durante protestas contra las restricciones implementadas por la pandemia, y seis hombres fueron arrestados el mes pasado bajo cargos de conspirar para secuestrar a la gobernadora, Gretchen Whitmer.
Las manifestaciones en Detroit comenzaron poco antes de que AP declarara al demócrata Joe Biden como ganador en Michigan.
Un video grabado por medios locales mostraba a manifestantes descontentos reunidos afuera del centro de convenciones TCF y dentro del vestíbulo, gritando consignas de “¡Detengan el conteo!” y “¡Detengan la votación!”. Varios policías impidieron que ingresaran a la zona de conteo de votos.
Horas antes, la campaña republicana interpuso una demanda en un intento por suspender el recuento de votos, exigiendo que la secretaria de Estado de Michigan, la demócrata Jocelyn Benson, permitiera la presencia de más inspectores. Trump ha insistido en repetidas ocasiones sin presentar evidencia que existen problemas graves con la votación y el conteo.
La fiscal general de Michigan, la demócrata Dana Nessel, insistió en que a ambos partidos y al público se les había dado acceso al conteo “utilizando un robusto sistema de controles y contrapesos para garantizar que todos los votos sean contabilizados imparcialmente y con precisión".
El martes por la noche se registraron protestas dispersas luego del cierre de las casillas, desde Washington D.C. hasta Seattle, pero no hubo disturbios generalizados ni actos significativos de violencia.
La prolongada labor de contar la avalancha de votos por correo de este año generó inquietudes de que la falta de claridad en la contienda presidencial pudiera desencadenar conflictos.