Como cada año los caminos de la comunidad de San Pablo Coapan, localizada en el municipio de Naolinco, se visten de color con el nacimiento de la flor de cempasúchil que marca la llegada de la temporada de Día de Muertos.
Su peculiar olor, hace que difícilmente los cientos de plantíos en la zona pasen desaparecidos; así como el significado que la planta tiene para la celebración de Todos Santos.
Y es que esta flor es utilizada para adornar los altares que tradicionalmente se le ofrendan a los seres queridos que han fallecido, así como en los panteones, donde la flor "da vida" al colocarlos como decoración en las tumbas a quienes se visitan en estas fechas.
También, durante los últimos años, los plantíos color naranja han servido como símbolo de atracción de turismo para quienes arriban a la zona y la aprovechan como escenario de diversas fotografías que servirán para enmarcar la temporada.
Sin embargo, en esta fechas no todo es fiesta y tradición, pues los productores del cempasúchil, prevén un noviembre difícil, toda vez que la producción no fue la esperada.
De acuerdo a los pobladores de la zona, en este 2017 la plaga de la roya afectó cientos de plantíos de la flor en la región, hecho que género que se dejaran de contratar cortadores y fuera suspendida la comercialización que estaba previamente pactada.
Don José Xelhua, un campesino que lleva más de 40 años trabajando en el negocio del cultivo y corte la flor de cempasúchil para su venta, hizo hincapié en la situación en la que viven los productores del campo actualmente no es tan favorecedora.
"Nosotros esperamos todo el año para hacer este tipo de plantaciones. Hace tres meses nos pegó la plaga y hecho a perder la producción. Ahora hay que ver cómo nos podemos emplear o que podemos sacar de lo que quedó", declaró.
Agregado a ello, señaló que a la problemática se le suma que los ayuntamientos les prohíben comercializar la flor, debido a que su venta es considerada como un acto de ambulantaje, toda vez que su venta se realizan en la calle.
“Mira, nosotros no tenemos ningún apoyo por parte de Gobierno, al contrario, los inspectores cobran donde estamos vendiendo en Xalapa, nos piden ‘una cooperacha, pa'l refresco’, unos 50 pesitos, también no se les da mucho para que nos deje trabajar".
El bajo sueldo, las largas horas de trabajo, la corrupción y la baja venta de la flor, no desmotiva a los cinco trabajadores que Don José invita para ganarse unos pesos cortando la flor de olor fuerte.
“La venta es baja pero gracias a Dios se va vendiendo poco a poco. Desde la mañana empezamos, como unas 12 horas trabajando, los cinco trabajadores. Aquí contratamos a la gente del pueblo, hay que pagarle su sueldo y nos ayudan, son amigos, les compramos la flor y nos echan la mano, todo sea para nuestros muertitos”, finalizó.