Estados Unidos mostró en París por qué está considerado el mejor equipo del mundo de futbol femenino en un vibrante duelo frente a Francia, donde impuso su calidad y la contundencia de una de sus jugadoras más emblemáticas, Megan Rapinoe, para pasar a semifinales del Mundial (0-2).
Era uno de los partidos más esperados del torneo, y no defraudó. Las estadounidense impusieron su juego de transición y se mostraron más sólidas en la retaguardia que durante el resto del torneo.
El tempranero gol de Rapinoe en el minuto 5, tras el saque de una falta lateral junto al área que se coló en la portería entre un bosque de piernas, condicionó el resto del partido.
A Suecia le espera un clásico contra Alemania, un rival que además del oro en Rio 2016 (2-1), también las privó del bronce olímpico en Atlanta 2004 (1-0)
Estados Unidos salió con la intención de marcar terreno desde el comienzo, y atacó a oleadas, más aún después del primer gol, que permitió a las norteamericanas esperar en su propio campo y explotar la velocidad de sus delanteras, especialmente las de Rapinoe y la gran estrella del equipo, Alex Morgan.
El tanto de Rapinoe -que en esta ocasión tampoco cantó el himno de Estados Unidos en protesta contra las políticas del presidente Donald Trump- fue el cuarto de su cosecha a lo largo de este campeonato, donde ha demostrado su capacidad como llegadora.
Para Estados Unidos, comenzar el partido de forma arrolladora no supuso ninguna novedad: no en vano, en los cinco encuentros que ha disputado en el Mundial ha logrado abrir el marcador antes del minuto 12.
Irónicamente, su primer tanto más tardío se produjo ante Tailandia en su primer duelo, que acabó en la mayor goleada de la historia del torneo, 13-0.
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La segunda parte se abrió también con dominio estadounidense, pero pronto las francesas lograron encerrarlas en su campo, en los mejores minutos de las galas, que pese a todo no lograban crear oportunidades de peligro.
En el minuto 57, Le Sommer remató fuera desde posición escorada cuando la arquera estadounidense se encontraba por el suelo, y unos minutos después Gauvin cabeceó sin fuerza un centro que puso en leves aprietos a la guardameta rival.
Cuando mejor se encontraba Francia, llegó el balde de agua fría con el segundo gol de Rapinoe, que remachó una pelota que había quedado en medio del área tras un centro hacia atrás de Heath.
El tanto no acabó con los ánimos de las "bleues", pero sí supuso un baño de realidad sobre la dificultad de la tarea.
Las locales se enfrentarán el viernes en cuartos de final al vencedor del duelo que disputan Estados Unidos y España