La “Guía de Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica”, denominado ahora “Proyecto Guía de Triaje para la Asignación de Recursos de Medicina Crítica”, no debe asumirse como regla ni norma de acción, sino que debería promoverse una reflexión más profunda y urgente para discutir algunos conceptos y propiciar el bien mayor y no sólo el reductivo principio de beneficencia, expuso el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez.
“Creo que hay varias objeciones, sea en cuanto al paradigma principialista que está al fondo de estos criterios, como al uso de conceptos que ni siquiera se han considerado en la reflexión nacional como el de Qualy´s que son de una bioética utilitaria y pragmática, pues con una fórmula deciden a quien asignar recursos o equipo y a quien no”.
El sacerdote señaló que una bioética sólo principalista corre el riesgo de llevar a una mentalidad eugenésica y pragmática que no promociona la vida sino que se rige por los principios de la ley del más fuerte.
El sacerdote expuso que la Academia Pontificia por la Vida, que reúne a científicos expertos creyentes y no-creyentes, entre los cuales se encuentran ganadores del Premio Nobel, han indicado que: “las condiciones de emergencia en las que se encuentran muchos países pueden llegar a obligar a los médicos a tomar decisiones dramáticas y lacerantes para racionar los recursos limitados, que no están disponibles para todos al mismo tiempo”.
Agregó que en ese instante, tras haber hecho todo lo posible a nivel organizativo para evitar el racionamiento, debe tenerse siempre presente que la decisión no se puede basar en una diferencia en el valor de la vida humana y la dignidad de cada persona, que siempre son iguales y valiosísimas.
Explicó que la decisión se refiere a la utilización de los tratamientos de la mejor manera posible en función de las necesidades del paciente, es decir, de la gravedad de su enfermedad y de su necesidad de tratamiento así como a la evaluación de los beneficios clínicos que el tratamiento puede lograr, en términos de pronóstico.
Manifestó que la edad no puede ser considerada como el único y automático criterio de elección, ya que si fuera así se podría caer en un comportamiento discriminatorio hacia los ancianos y los más frágiles.
“Además, es necesario formular criterios que sean, en la medida de lo posible, compartidos y argumentados, para evitar la arbitrariedad o la improvisación en situaciones de emergencia, como nos ha enseñado la medicina de catástrofes”.
El vocero diocesano indicó que la clasificación ordenada y justa de los pacientes, según sus posibilidades de sobrevivencia, es de carácter universal y todos los equipos de salvamento, atención pre-hospitalaria y atención hospitalaria deben conocerlo.
Es previsible que en México sea preciso realizar procesos de selección de pacientes con la finalidad de asignar distintos tipos de atención. Estos procesos se deben realizar tomando en cuenta de manera simultánea: la urgencia del caso, el tipo de necesidad a atender y que los recursos asignados sean lo más beneficiosos posibles para el paciente.
“Nunca debemos abandonar al enfermo, incluso cuando no hay más tratamientos disponibles: los cuidados paliativos, el tratamiento del dolor y el acompañamiento son una necesidad que nunca hay que descuidar”.
Manifestó que es inadmisible el abandono de pacientes o la negación del tratamiento médico correspondiente bien sea curativo o paliativo, por lo que dijo que el artículo 4 de la Constitución reconoce el derecho universal a la protección de la salud. “Por ello, insistimos, no es legal, legítimo ni moral el abandono de pacientes”.
Demandó que las comisiones y comités de bioética, y los organismos responsables de la emisión de guías orientativas para establecer los mejores cursos de acción clínica estén integrados de manera realmente plural, con personal adecuadamente calificado, respondiendo a la dignidad inalienable de la persona humana y jamás colocando criterios superiores a este valor para la toma de decisiones biomédicas, para la selección del tipo de atención médica requerida, para privilegiar a un cierto tipo de seres humanos sobre otros.
“Estas comisiones y comités han de ser escuchados y tomados en cuenta para no dejar al pensamiento de una persona o de un interés o ideología particular, la decisión sobre la vida de las personas en medio de una crisis como la que vivimos. Tanto los gestores de políticas y los médicos deberán vigilar que sus acciones no afecten a grupos vulnerables”.