La violencia y la destrucción de edificios o monumentos que han realizado algunas feministas durante las marchas de protesta para exigir alto a las agresiones a mujeres, es una medida a la que se tuvo que llegar para ser escuchadas, señaló la activista Amanda Ramos García.
Dijo que hay mucho descontento, mucho hartazgo de un sector del feminismo que ha decidido utilizar estas formas de expresión, “antes hicimos marchas vestidas, desvestidas, con flores, de negro, de morado y nunca nadie, ningún medio de comunicación había sacado una notita por ahí en lo local sí, pero a nivel nacional y una marcha no había tenido eco en antaño y más de este tipo de protesta”.
Por eso manifestó que con este tipo de movimientos agresivos, el Gobierno ha volteado la mirada al sector que realiza acciones antifeministas.
“Ahora con estas formas agresivas a demás antifeministas porque nos salimos de eso de lo que es lo que no tenemos que hacer está habiendo resultados y se está abriendo, se está posicionando el tema de la violencia contra las mujeres, de los derechos de las mujeres en la agenda pública”.
Precisó que no fue de buenas a primeras o que a alguien se le ocurrió ir y hallaron monumento y lo rayaron, y puso como ejemplo el caso de la pequeña Fátima, “la vida de Fátima no va a regresar y hubo muchos llamados así pacíficos, por las buenas, por las vías institucionales para que Fátima estuviera libre de violencia y las autoridades no hicieron nada”.
Señaló que la violencia o los actos rebeldes no son de esta época solamente pues recordó que las sufragistas consiguieron el voto para las mujeres también vandálizando en monumentos, por lo que consideró como una de las vías para ser escuchadas.