A pesar de que en los siguientes días los morenistas se cansarán de mostrar su fanatismo abyecto presumiendo la “gran” intervención del presidente mexicano frente a su homólogo estadounidense, la realidad es que López Obrador fue a poco más que a pasear al país vecino del norte. Sería igual de obtuso decir que no logró algo o que nada hizo el mandatario nacional en su mini gira por los Estados Unidos, pero es necesario recalcar que lo que consiguió, en términos reales, es muy poco.

Empecemos por lo positivo, pues concretó una reunión con empresarios de ambos países en la que se acordó inversión bilateral. Esto es, sin duda, benéfico para el país y para los mexicanos, aunque los principales favorecidos serán los mismos magnates. Después está el hecho de que el presidente Biden se comprometió a duplicar las visas laborales para migrantes mexicanos, pero aquí quiero resaltar que, aunque puede sonar como una buena noticia, la verdad es que lo óptimo sería que los mexicanos no tuvieran la necesidad de emigrar para buscar un mejor futuro; la dependencia de las remesas en las familias mexicanas se ha acentuado y eso, más allá de ser un logro, podría considerarse un preocupante fracaso.

Ahora bien, la nota se dio cuando el presidente Obrador presumió que en México la gasolina es más barata, además de afirmar que se “permitió” el libre tránsito de ciudadanos estadounidenses hacia nuestro país para cargar combustible, beneficiando así el bolsillo de los ‘gringos’. No sé si en la cabeza del ejecutivo federal eso sonaba como algo digno de presumir, pues la única razón por la que la gasolina es más barata acá que allá, es porque tiene un subsidio, es decir, con dinero de los impuestos de los mexicanos se les está “ayudando” a los automovilistas norteamericanos. Pero no acabó allí, pues el mandatario nacional se comprometió a duplicar los inventarios en favor de los vecinos del norte, en otras palabras, le ofreció a Biden más subsidios del bolsillo de los mexicanos para que los estadounidenses carguen el combustible más barato.

Así pues, el presidente continúa utilizando nuestros impuestos para todo tipo de acciones, menos para las que necesitamos los mexicanos. Los niños con cáncer siguen sin recibir sus medicamentos, el desabasto sigue siendo general en todo el país, no hay anticonceptivos, no hay retrovirales, no hay ansiolíticos; pero sí hay dinero para todos los programas sociales (electorales), para una refinería que no refina y para un aeropuerto que no tiene vuelos… Así las cosas.

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