Mucho se hablado en los últimos días de la joven Debanhi Escobar, quien fue presuntamente asesinada y cuyo caso presenta muchas inconsistencias por parte de las autoridades con relación a la pruebas encontradas y dadas a conocer. Como ya es costumbre desde hace varios años, toda muerte violenta de una mujer es catalogada como “feminicidio” y esta no fue la excepción, ya que la mujer de apenas 18 años primero fue reportada como desaparecida, después de 13 días de búsqueda fue hallada muerta en una cisterna cerca de un motel que las autoridades ya habían revisado cuatro veces durante dicho periodo.

Más allá de lo trágico de la situación, es importante revisar cuál es el verdadero problema y por qué sigue incrementando la violencia en México, no sólo contra las mujeres, sino contra la población en general. Y digo esto porque la forma más fácil de evadir responsabilidades por parte del Estado es catalogar este delito como “feminicidio”, argumentando que el problema es que era mujer, alimentando este falso discurso que viene en aumento en nuestro país en el que se asume que el factor genital de una persona la hace más o menos propensa a ser víctima de un homicidio.

Es ridículo, pero además es muy peligroso tragarse la mentira feminista de que el enemigo es el “patriarcado opresor”, porque la violencia no discrimina, una persona violenta daña a hombres, mujeres, niños y ancianos por igual, y reducir un asunto tan complejo de esa forma sólo propicia que el problema se haga más grande y, para demostrar esto, sólo basta recurrir a los datos duros, a las estadísticas:

En el 2015, se registraron 412 feminicidios; en el 2016 fueron 607; en el 2017 fueron 742; en el 2018 fueron 897; en el 2019 fueron 947; en el 2020 fueron 948 y el año pasado fueron 977. Así mismo, la incidencia por día de muertes violentas de mujeres incrementó año con año, pasando de 5.9 a 10.17 homicidios diarios en tan sólo 5 años. Como podemos observar, la tendencia sólo ha crecido, pero eso no es todo, la violencia ha aumentado también para los hombres, quienes, por cierto, resultan mucho más perjudicados en este sentido. Tan sólo en lo que va de este año, del total de 84 mil 110 víctimas de delitos de alto impacto, el 55.9 por ciento han sido hombres, contra un 32 por ciento de mujeres.

Mientras esto sucede, sería bueno recordar cuáles son las prioridades del feminismo. ¿Qué exigen en sus consignas? Aborto legal, cuotas de género en puestos de poder, dinero para financiar instituciones públicas, alertas de género, capacitaciones en razón de género, en fin, beneficios políticos que a ninguna mujer le sirven para tener mayor seguridad a la hora de salir a la calle. El problema está en el sistema de prevención del delito y en la impartición de justicia, es decir, son problemas del gobierno, problemas de Estado. Y las feministas, que no sobra decir que la mayoría lo hacen desde el gobierno, sólo piden más poder y más dinero para el mismo gobierno que es culpable de permitir que la violencia permee en la sociedad.

Por ello, es vital comprender que este movimiento de nada sirve a la hora de resolver el problema. ¿De qué sirve que en un papel diga que no puedes matar a una mujer?, ¿de qué sirve que existan 10, 20 o 30 alertas de género que lo único que dicen es que el gobierno promete cuidar a las mujeres?, ¿de qué sirve que una mujer denuncie si en México la tasa de impunidad es de un 94.8 por ciento a nivel nacional?, ¿de qué sirve el aborto legal si las penas por violación son, a lo mucho, 20 años de prisión? Y eso si agarran al agresor…

Ahí es donde deberíamos tener centrada nuestra atención, el problema de fondo no tiene algo que ver con el sexo de las personas ni con sus preferencias sexuales, mucho menos tiene que ver con si están a favor o en contra del aborto. Pero mientras sigamos haciendo caso del sensacionalismo que representa hablar de la “violencia de género”, mientras sigamos pensando que el problema tiene que ver con los genitales de una persona, la violencia sólo seguirá incrementando y los gobiernos podrán desviar más fácil la atención y evadir sus responsabilidades en materia de seguridad… Así las cosas…

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