De Oaxaca y Puebla llegan cada año al barrio de San José, en Xalapa, familias enteras a vender las artesanías de palma que se bendicen el Domingo de Ramos.
Gastan más de mil pesos en el pasaje, para llegar a esta ciudad, más los gastos de comida, hospedaje, en algunos casos, y el pago de 200 pesos por tener un puesto afuera del mercado San José, lo que suma casi dos mil. Su ganancia es mínima, pero es la costumbre que aprendieron de su familia y que a su vez inculcan a sus hijos.
"A veces les pedimos un precio que no es tan elevado, pero no lo pagan, al contrario, nos piden mucho más barato, o sea, no valoran nuestro trabajo, lo que nos cuesta. Nosotros venimos de lejos, pagamos la carga, el material lo compramos, lo decoramos, les ponemos mucho detalle y ellos no ven eso, lamentablemente ellos quieren más barato, pero ahora sí como nosotros vivimos de eso, porque los padres que nos dejaron habían dicho que no perdamos la tradición, que año con año, hay que seguir con eso mismo, con la costumbre que ellos nos dejaron", dijo Angélica Mendoza Diego, quien llegó con su mamá y su hermano de San Pedro Jocotipac, población ubicada en la Mixteca Alta, en Oaxaca.
De Puebla llegan con los cálices y crucifijos. Para elaborarlos necesitan la palma. Actualmente pocas mujeres se arriesgan a ir a los montes a cortarla, por lo que la mayoría compra el rollo de palma para tejer y adornar las artesanías.
"Nosotros le llamamos velillo, con ese lo vamos a traer, lo llevamos a la casa y lo empezamos a tejer días antes, para que nos dé tiempo de venir a venderlo...este se llama resplandor, se va tejiendo con este hilo para que se le dé la forma y a este le damos la forma del cáliz", explicó Lourdes Oropeza, artesana proveniente de Puebla.
La administración del mercado San José les cobra 200 pesos por vender durante una semana, pero además los condicionantes a venir desde sus lugares de origen, cada primero de mayo a desfilar con la CROC, gastos que deben solventar los vendedores que son de escasos recursos.
"Nosotros nos dedicamos a vender palmas, nosotros no estamos de acuerdo que a toda mi gente le cobran 200... aparte de eso venimos a desfilar y los gastos que hacemos...ya no venimos a vender nada, venimos como un compromiso", lamentó Heladio Mendoza Diego, proveniente de Oaxaca
A las inmediaciones del mercado San José llegan también familias de poblados cercanos a Xalapa, de la zona de Las Vigas en su mayoría, quienes venden las palmas verdes tejidas y los ramos aprobados con hierbas de olor y flores.
Igual que los artesanos de otros estados, también ganan poco y ven esta actividad como una tradición familiar.
"Aprendí por medio de mi mamá y es como una tradición, a parte que puede ser un negocio, es como una tradición que hemos aprendido, ya mis sobrinos aprenden de nosotros y sí, más que nada es como una tradicción que vamos aprendiendo todos", contó Francisco Tapia, uno de los más jóvenes mientras tenía una palma.
Además de un símbolo de la Semana Santa, para algunas personas las palmas son amuletos y hasta remedios, contó Avelina Martínez, quien entre grandes rollos de manzanilla adornaba los ramos.
"El higo es según por el Monte de los Olivos. Se le ponen las florecitas para el lujo: el romero, el estate, el clavel y la manzanilla, supuestamente cuando se llevan a bendecir y por ejemplo, te da un dolor de estómago, pueden hervir la manzanilla y tomarse un traguito y se cura el dolor supuestamente... el romero, la manzanilla y las flores vienen de Puebla y supuestamente estas vienen de aquí de abajo de Los Robles y las hierbas y los olivos y el laurel vienen de acá arriba de Acajete".
Con la bendición de las palmas o de los ramos, inicia la Semana Santa. Con esta celebración los católicos recuerdan el pasaje bíblico de la entrada de Jesús a Jerusalén como signo de reconocimiento al proclamado rey y precede a la celebración de la pasión de Cristo.