Una mujer gasta en promedio un día de su sueldo de salario mínimo al mes en comprar artículos para la menstruación como toallas femeninas o tampones.
Rosalinda González Martínez, de 42 años es madre de familia de dos jóvenes adolescentes de 13 y 17 años en una comunidad rural de Veracruz. Ella cada mes gasta alrededor de 300 pesos en toallas sanitarias para ella y sus dos hijas, dinero que significa el 10 por ciento del total de los ingresos a su hogar.
“Pues sí es un gasto importante, ese dinerito podríamos usarlo para completar la despensa, hay otras veces que cuando les viene la regla les viene con dolor y hay que gastar además en pastillas, ya muchas veces mejor busco hierbitas para hacerles algún té”, comenta al explicar que de los 3 mil pesos que su marido gana al mes, 300 los utilizan para toallas sanitarias o algún medicamento para los cólicos que regularmente acompañan a la menstruación.
En marzo del año 2016 la Senadora por el PRD, Angelica de la Peña, presentó un punto de acuerdo donde se contemplaba quitarle los impuestos a las toallas sanitaria y tampones y exhortaba al Sistema Nacional de Salud a realizar campañas informativas sobre la higiene menstrual, sin embargo, este punto de acuerdo no ha tenido respuesta.
Una mujer que comenzó su ciclo menstrual a los 13 años y llega a la menopausia a los 50 años, significa que utilizará alrededor de 13 mil 320 toallas femeninas o tampones durante su vida fértil, lo que representaría un costo de 26 mil 400 pesos si en promedio cada unidad tiene un precio de 2 pesos, según los argumentos de la Senadora.
Para la funcionaria estigmatizar y estereotipar la menstruación como algo “íntimo” de la mujer ha llevado a que este tema no sea de interés en la agenda política pública.
Además, según la Senadora, no hay leyes que obliguen a los programas sanitarios examinar las necesidades de las mujeres en relación con la menstruación y la falta de recursos económicos para adquirir toallas femeninas o tampones.
Tan solo en Veracruz, de acuerdo con la solicitud de información con el número de folio 00592218 el Gobierno del Estado señala que no invierte recursos económicos en la compra o adquisición de productos como toallas sanitarias, tampones o copas menstruales para ser regalados por medio de la Secretaría de Salud o programas sociales a las mujeres veracruzanas.
De la Peña proponía que, el SAT realizara un análisis sobre el pago del IVA en estos productos, partiendo de que son de primera necesidad para la higiene. Pero hasta ahora se sigue pagando este impuesto.
En el país hay muy poca información de productos alternativos para la menstruación que sean amigables con el medio ambiente, como la copa menstrual.
Este producto, que ha sido promovido en los últimos dos años, es más económico, en relación con el gasto que realizan las mujeres en toallas o tampones desechables, pues tiene un costos alrededor de los 400 pesos con una duración de 12 años.
Alicia Medea, integrante del colectivo Akelarre, una Asociación de mujeres que luchan por el empoderamiento feminista, comentó que la falta de información por parte del Sistema Nacional de Salud de productos alternativos como la copa menstrual, ha creado tabúes en la sociedad.
Señaló que se cree que la copa menstrual es antihigiénica o que al utilizarla se puede tener alguna reacción alérgica.
En 2016 la COFEPRIS emitió una Alerta Sanitaria por este producto pues no cuenta con registro sanitario pero no porque se haya presentado algún efecto negativo en su utilización.
“Es un negocio, el negocio de las toallas sanitarias y tampones es un negocio porque las mujeres necesitan de estos productos, entonces si empiezan a saber que hay estas opciones como la copa, perderían muchísimo estas empresas, entonces no es conveniente y ahí tienen que ver el tema económico y obviamente la COFEPRIS”, comenta Alicia.
En la comunidad donde vive Rosalinda no conocen otras alternativas más económicas que la toalla femenina, pues en ningún momento la Secretaría de Salud ha tocado el tema de la menstruación dejándolo en algo íntimo de las mujeres.
“Pues qué le vamos a hacer, antes contaban que usaban trapos y los lavaban, pero pues eso ahora se nos hace cochino como vamos a tender los trapos con alguna mancha”, agrega Rosalinda al señalar que no podría utilizar otras alternativas.