Una máquina de coser, pinturas, pinceles y listones, son las herramientas y materiales que usa la familia Delgado y Espinosa para confeccionar los ropones y pintar vestidos del Niño Dios previo al Día de La Candelaria.
Hace 15 años, Narcisa Espinosa Hernández comenzó a vestir al Niño Dios en su casa, ahora tienen un pequeño taller.
"Veíamos que buscaban vestiditos de niño y empezamos a hacer vestidos así normales. Eran vestidos blancos de encaje, ya luego los empezaron a pintar".
Mientras hace costuras en su máquina, Estela Delgado Vásquez cuenta que comenzaron a coser los vestidos blancos y luego hicieron los zapatos y hasta ropa interior.
"Algunos llevan el ropón blanco con sus gorritos, ropa interior, sus zapatitos tejidos; otros van vestidos de otro color como beige, talvez del Divino Niño, según lo pida la persona, azul, rosado.
Fueron las primeras en Actopan en pintar sus propios modelos en la tela.
"Tenemos nuestro patrón, usamos como cinco colores. Fue la necesidad de tener algo diferente para las personas. Había que buscarle algo para que la gente bajara hasta acá".
Ahora la iglesia recomiendo evitar vestir o caracterizar a las imágenes de niños de o de santos.
"Tratamos vestir los de color blanco, pero llevan algún dibujo. De santos vestimos también, pero menos". "El niño que está vestido del Corazón de Jesús lleva una capa, de preferencia nos gustan redondas. Las hacemos cuadradas, esta máquina no sirve para hacer cosas redondas, pero les hacemos zapatos tejidos, vamos midiendo su pie y los vamos haciendo", dijo Facundo Delgado.
En la temporada llegan a confeccionar y pintar alrededor de 80 niños del 6 de enero al 2 de febrero.
"Llegan de algunas comunidades como Paso de la Milpa, La Aguaje, Cerro Gordo, Cruz Blanca, Chucuasen, La Caña".
De acuerdo a la tradición católica, la madrina que acostó al Niño Dios en la Noche Buena debe levantarlo antes o el 2 de febrero. Para ello se visten los niños.
Los costos varían de acuerdo al tamaño y a la ropa y van de los 100 a los 200 pesos.
En la venta de su casa a manera de aparador posan los niños sentados con los diferentes vestidos. Así permanecen en los altares u otros sitios de las casas de los creyentes hasta la próxima Navidad, que serán acostados en los nacimientos.