La lucha contra el narcotráfico en México a manos del Ejército registró sus cifras más bajas en los últimos 10 años. Las detenciones, los decomisos de droga, armas y vehículos disminuyeron de manera notable en comparación con el gobierno del ex presidente Felipe Calderón. De 2007 a 2011 se realizaron cada año, en promedio, 8 mil capturas relacionadas con delitos contra la salud. Mientras que de 2013 a 2017 la cifra bajó a 5 mil 400.
Una de las razones principales es que las tareas de seguridad de las Fuerzas Armadas son mucho más amplias que en el sexenio anterior. “El Ejército está cumpliendo misiones ajenas. Inicialmente eran para la guerra, no para ser policías. Esto cambió poco a poco porque en materia de seguridad interior fallaron los ámbitos policiacos y a la política no le quedó de otra que echar mano del Ejército”, asegura Jorge Nuño Jiménez, coronel en retiro.
Durante el sexenio del ex mandatario Felipe Calderón, la actuación de las tropas se centró, primordialmente, en la lucha contra el narcotráfico. Pero en los últimos años más militares fueron ocupados para tareas de seguridad pública, según los informes de la Sedena. Esto hace que la diferencia de resultados entre sexenios sea amplia. En la administración de Calderón, las detenciones de personas relacionadas con delitos contra la salud crecieron 71%. En 2011 fue el año en el que se registraron más arrestos. De 41 mil 675 capturas, tres de cada 10 fueron hechas por la Sedena.
Mientras que en el sexenio de Enrique Peña Nieto este tipo de acciones bajaron. De 2013 a 2017, las hechas por la Secretaría de la Defensa disminuyeron 78%. Año con año, el número de aprehensiones por cuestiones relacionadas con narcotráfico fue descendiendo, de acuerdo con los datos del informe “Esfuerzo Nacional”. Pero, al mismo tiempo, el número de militares destinados a tareas de seguridad pública aumentó.
A esto se le tiene que añadir un elemento clave en las detenciones: la mayoría se realizan en flagrancia y no caen los grandes criminales líderes de grupos del narcotráfico. Por lo general se arresta a delincuentes menores, quienes son acusados de posesión o venta de estupefacientes, pero en pequeñas cantidades.
“El resultado de que no hay una real investigación criminal es que 90% de las capturas se realiza en el momento en el que se comete el ilícito. Esto es una debilidad importante porque terminas encarcelando simplemente a narcomenudistas pequeños por la falta de una estrategia clave. Sí arrestas gente, pero no hay golpes contundentes al narco”, dice María Novoa, coordinadora del Programa de Justicia de México Evalúa.
Menos incautaciones
Este mismo patrón se observa en la cantidad de narcóticos asegurados. Desde inicios de 2013 las incautaciones comenzaron a bajar. En junio de 2017 reportaron la mayor caída. Para los especialistas, esto es un reflejo de una estrategia que no es estable, pero también es resultado de que las Fuerzas Armadas ahora tienen que ocuparse de otros problemas más allá del narco y de los cambios que se han dado en el mercado de los estupefacientes.
“Los últimos 18 meses se ha utilizado al Ejército para más cosas y lo han desplegado a más lugares. En Celaya lo usan para el robo de trenes, en Puebla para los huachicoleros, y en zonas turísticas, como Cancún o Baja California Sur, ocupan a los soldados para patrullajes. Tenemos unas Fuerzas Armadas que son utilizadas para todo”, explica Alejandro Hope, experto en seguridad y colaborador de EL UNIVERSAL.
De 2007 a 2011, en la gestión de Calderón, la Sedena logró el decomiso de 9 millones 213 mil kilogramos de marihuana, lo que equivale a confiscar 147 millones de dólares al año, según un reporte de la PGR en el que estipula el precio de cannabis en el mercado negro durante 2016. En cocaína se aseguraron 35 mil 338 kilos, lo que se traduce en 437 millones de dólares en todo el periodo. Esta cantidad es cinco veces más de lo que se ha confiscado en lo que va del sexenio de Peña Nieto.
Entre 2013 y 2017 se aseguraron apenas 3 millones 555 mil kilogramos de ambas drogas. Esto apenas representa 56 millones de dólares al año.
La marihuana registró la mayor reducción en el actual gobierno. En el sexenio pasado se decomisaban, en promedio, mil 800 toneladas de esta droga al año. Con Peña Nieto el promedio fue de 710 toneladas. “Estas bajas pueden responder a un efecto de mercado. En la frontera con Estados Unidos se ha caído en 60% los decomisos desde que se legalizó la marihuana en ese país”, explica Hope.
Además, México dejó de ser un país de tránsito para convertirse en uno de los principales consumidores, lo que repercute en la cantidad de droga que se queda en el país. Tan sólo de 2011 a 2016, la incidencia en el consumo de drogas aumentó en los mexicanos de entre 12 y 65 años. Una de las principales fue la marihuana, la cual registró un aumento en el número de consumidores, según datos de la Encuesta de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017.
Los aseguramientos en armas y vehículos sufren este mismo efecto. Mientras que con Calderón se decomisaron cerca de 104 mil 700 armas en cinco años, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto esta cifra cayó a 27 mil 350. “La baja en este tipo de incautaciones responde a decisiones estratégicas. Actualmente no hay retenes fijos y ahí se decomisaban más armas”, explica Hope.
Desde el 21 de diciembre de 2012 se ordenó reducir 50% el despliegue de los Puestos Militares de Seguridad Regionales. En un sólo corte pasaron de 126 a 81 en todo el país, de acuerdo con el Primer Informe de Labores de la Sedena. Después, el 8 de marzo de 2013, se implementó una segunda reducción. La justificación para su eliminación fue que los operativos tenían “bajos resultados” en materia de seguridad; sin embargo, ese mismo año se registró una de las mayores caídas de decomisos de armas al pasar de 20 mil a 9 mil, de 2013 a 2014.
Guerra sin tregua
Aunque las incautaciones bajaron en el actual sexenio, la cifra de militares fallecidos durante la lucha contra el narcotráfico se mantiene. Entre 2007 y noviembre de 2017 los datos oficiales reportaron que 528 soldados murieron en el combate contra el narco. Cinco de cada 10, es decir 263, fue por agresiones de arma de fuego. Otras de las principales causas de muerte son los accidentes automovilísticos, aéreos y los fenómenos naturales.
En ambos sexenios, Tamaulipas se posicionó como la entidad más peligrosa para los militares. En ese estado, donde el cártel de Los Zetas y del Golfo se disputan el territorio, murieron 126 elementos, de acuerdo con los datos de la Sedena. La mayoría se reportaron en Nuevo Laredo y Reynosa.
Esto puede ser resultado de que “las tácticas que han adoptado los militares en ciertos lugares, como hacer rondines frecuentes, aumentan la posibilidad de un enfrentamiento armado”, explica Hope.
Pero a pesar de que el despliegue ha sido más grande, los esfuerzos a veces parecen difuminarse. “Desde que la milicia se cruzó con la política y aumentó sus tareas de seguridad interior, por una parte se le empezó a descalificar en su actuación, pero al mismo los mexicanos le tiene más confianza y los soldados son quienes más defienden al pueblo”, asegura Nuño Jiménez.
Los datos muestran que de 2007 a 2011, el combate contra el narco cobró la vida de 286 militares. Dos de cada cinco, es decir 114, murieron por agresiones de arma de fuego, mientras que 107 perdieron la vida en accidentes aéreos y vehiculares. En el sexenio de Peña Nieto esta cifra lleva un registro de 169 muertes hasta noviembre 2017. La mitad ha perecido en combate directo.
Los decesos que muestran un ligero aumento en comparación con el mandato de Calderón son los relacionados con factores naturales, por ejemplo, ahogamiento o caídas. Responde a estas nuevas tareas a las que los soldados son encomendados. “Actualmente, las muertes de los militares son en despliegues y tareas de seguridad pública distintas al combate contra el narco”, asegura Hope.
El gobierno federal lleva una década peleando contra el narcotráfico y hasta el momento, aunque la estrategia de las Fuerzas Armadas ha tenido cambios graduales, el problema permanece y presenta inconsistencias. Los especialistas coinciden en una cosa, el Ejército está rebasado de tareas y mientras ellos cumplen responsabilidades que no les corresponden, autoridades municipales y estatales han dejado de lado sus funciones principales.
“La realidad es que pese a la presencia de elementos en distintos estados, no hay un combate efectivo a la delincuencia ni golpes al narco porque a los militares no les puedes delegar todo ese proceso”, asegura María Novoa, de México Evalúa.