Jugar con fuego |
Por: Jorge Arturo Rodríguez 2022-08-04 - 12:57 |
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No, pos sí, no hay que jugar con fuego. Bob Dylan canta: “Corazón mío, no hables/ puedes jugar con fuego, pero te quemarás”. Aunque Oscar Wilde escribe que la única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse. Chamuscado o no, por decir lo mínimo, no hay que olvidar lo frágiles que somos y no tropecemos dos veces con la misma piedra. Eso sería lo mejor, pero no entendemos. A propósito de las “lecciones” que supuestamente hemos aprendido de la Covid-19, el director del programa de emergencias de la OMS, Michel Ryan, expresó que “parece que nunca jamás aprenderemos la lección: que tenemos que prepararnos mejor”. Y agregó que cada vez que ocurre una epidemia o una pandemia, todos hablamos de estar preparados, pero “se nos va a olvidar”. “Es como si reimagináramos nuestros recuerdos para reducir el impacto del sufrimiento que nos ha costado la emergencia, y no nos vamos a dar cuenta de que la solución para la próxima vez está en las cosas sencillas”. He ahí el detalle, Chato. Perece que seguimos como si nada hubiera pasado. No es para ponernos pesimistas ni tristes, es para estar alertas y que continuemos, sencillamente, la vida. ¿Cuál es la acción clave para lograrlo? Ahí se las dejo de tarea. Mientras, en lo que anduve desenmarañándome el cerebro durante unos parcos días de descanso para aguantar, posteriormente, el discurso y decurso del tiempo hecho añicos por la tragazón de poder en todos los ámbitos –sí, le bajo a mi perorata-, me topo con que médicos cubanos ya llegaron a México, específicamente a Nayarit, a quienes se les proporcionará vivienda y alimentación (incluyendo paga de quién sabe cuánto) en los municipios (¿alejados?) donde ofrecerán sus servicios. ¡Vientos huracanados! Bien, se trata de ayuda… ¿mutua? ¿Qué hay detrás de esto, puesto que hay médicos mexicanos capaces y de buena voluntad? Va también de tarea. Se acuerdan de aquel sketch de Héctor Suárez, cuando personifica a Fidel Castro y reunidos con Mao y camaradas, expresó: “Yo quiero decirle a mi amado Mao que Fidel ama a Mao, Cuba entera ama a Mao, y aquel que no ama a Mao, no es cubano…” Mejor me quedo callao, porque quien juega con fuego…
Los días y los temas
Cuando, en entrevista, se le preguntó al escritor Juan Pablo Villalobos: “¿Por qué dices que los mexicanos siempre vivimos indignados?”, contestó: “Porque tenemos motivos. La cuestión es qué haces con la indignación. ¿Qué te mueve? Y me preocupa mucho. La indignación se está transformando en los últimos años en discursos apocalípticos como: ‘todo ya se fue a la chingada’, ‘nada va a cambiar en el país’, ‘todo va a ser como siempre’, todo eso, políticamente te lleva a la desactivación. Mucha de la literatura que nace de la indignación es muy pesimista y el mensaje es que no hay nada qué hacer y es carta libre para que todos los que hacen esas mierdas en el mundo sigan haciéndolas impunemente. Yo creo que sí hay algo que hacer y exigir responsabilidades a quien sea responsable. Pero a veces tengo la sensación de que ya no entiendo el país y por eso luego me da como pudor opinar.” Quien tenga oídos…
De cinismo y anexas
¡Qué bien! Una sociedad alejada de la hipocresía, y cerquita del buen humor, del amor a la vida que, finalmente, es todo lo que es la vida, es decir que incluye todo, sin ambages, sólo aguardar los tiempos y los lugares precisos pa’ no ofender y respetar al prójimo. Lo comento porque me carcajeé al enterarme de que hace unos días, en el municipio de Misantla, la señora Catarina Orduña, antes de morir pidió a sus familiares que en su tumba le erigieran un monumento monumental. Su deseo fue cumplido y ahí ves el pene enorme, para recordar el carácter alegre y picoso de la señora Catarina. ¡Picardía mexicana! Lo que se nos está perdiendo ante tanta solemnidad simulada y nimiedades sobrevaloradas. Mis fans, les comparto el poema “Siegmund Freud”, de Nicanor Parra; un poco largo, pero sabroso, chico… Vale la pena –peeena- leerlo completo.
“Pájaro con las plumas en la boca
En las obras de Freud es donde vienen
Según este señor
Pero el psiquiatra va más adelante:
Pero la cosa no termina ahí
Analicemos un caso concreto:
Vemos un automóvil Vemos un dios clavado en una cruz
El avión echa fuego por la boca.
Nos comemos un pan con mantequilla
En capítulo aparte
En el aeropuerto de Pekín
Desde que fui lanzado
Pero volvamos a nuestro poema.
Aunque parezca raro
Síntoma principal:
El laberinto no tiene salida.
El Occidente es una gran pirámide
Ahí se ven. |
Jorge Arturo Rodríguez
Licenciado en Letras Españolas por la Universidad Veracruzana. Ha publicado en diversos diarios del estado como Milenio Veracruz, Gráfico de Xalapa y Opción de Veracruz, así como en las páginas web Sin Muros, Al calor político, Gobernantes, Cuarto poder, Periodistas en línea, Parando oreja y Crónica del poder.