El desembarco del Granma, la Revolución Cubana, la “conquista y saqueo” del continente americano, Karl Marx y el comunismo, así como los “grandes monopolios” de la televisión y una crítica social contra la mercadotecnia, son algunos de los temas que verán en clase los niños michoacanos de más de 6 mil escuelas, donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) distribuirá sus libros de texto el próximo ciclo escolar. Son 48 títulos, 28 de primaria y 20 de secundaria, elaborados por maestros de la Sección 18 de la CNTE, de acuerdo con su Programa Democrático de Educación y Cultura para Michoacán, el cual propone las materias Desarrollo Lingüístico Integral, Matemáticas, Ciencias, Sociedad y Cultura. La edición 2018 sustituirá a los libros que elabora y distribuye la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), según ha declarado su dirigente, Víctor Manuel Zavala. “Tenemos más de 6 mil escuelas trabajando con nuestro programa y lo vamos a continuar. El objetivo de la Sección 18 es generalizar que todas las escuelas lleven el alternativo, lo vamos a mantener”, dijo el pasado 10 de julio. “Las reformas curriculares de la SEP son modelos educativos de la ignorancia, para formar una sociedad en muchos sentidos analfabeta, desconocedora de su historia, de sus derechos humanos, sin identidad y con pobre desarrollo cultural, sociedad que calle, obedezca, no proteste, acepte salarios miserables y malos gobiernos”, señala la CNTE en el prólogo de los textos. Es riesgoso utilizar la educación para adoctrinar, con libros y profesores que estén en esa línea, advirtió el investigador Roberto Rodríguez. El pasado 15 de julio, en su cuenta de Twitter, la Secretaría de Educación Pública (SEP) advirtió que ningún particular tiene facultad de ley para entregar material didáctico o educativo como si fueran libros de texto, diferentes a los elaborados por la Conaliteg. Así, en el libro Sociedad de quinto de primaria, la CNTE se refiere al neoliberalismo, dedica varios capítulos a las revoluciones Sandinista, en Nicaragua, y Cubana, a Fidel Castro y a Ernesto Che Guevara, así como a las dictaduras militares de los años 70 en América Latina. Dos de los capítulos relacionados con el movimiento en Cuba son Antecedentes y Lucha armada en las páginas 145 y 146: “El 1 de enero, Fidel Castro entró triunfante a Santiago de Cuba, declarándola capital provisional […] Estados Unidos reconoció al gobierno revolucionario. A partir de ese momento, el poder quedó definitivamente en manos de las fuerzas revolucionarias”, se lee en el libro. Dedica un capítulo entero para enseñar lo que considera son “los grandes monopolios de las televisoras”, para referirse a los cambios a la Ley Federal de Telecomunicaciones de 2006, promovidos por el gobierno de Vicente Fox, en un apartado llamado Ley Televisa. En el libro Sociedad de tercer grado de secundaria, en la página 239 del capítulo 7, El caracazo, se abordan las protestas en la capital de Venezuela, que llevaron al empoderamiento de Hugo Chávez y que precedieron al golpe de Estado por el cual llegó a la Presidencia. “La rebelión popular, el ‘sentimiento patrio’ y la memoria de las víctimas que se enfrentaron al sistema neoliberal siguen presentes en los venezolanos, a más de 20 años de ese estallido social que el comandante Hugo Chávez llamó una vez: ‘la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana’”, precisa en la introducción al capítulo. En el libro de la misma materia, pero de segundo de secundaria, se abordan las revoluciones comunistas de Rusia y China; explica el origen, funcionamiento y estructura interna de los sóviets, por ejemplo. En la página 21 se indica “la utopía comunista” del pensador alemán Karl Marx: “A mediados del siglo 19, basó su pronóstico sobre la necesaria caída del capitalismo en la pauperización del proletariado industrial […] Ya veía esta pauperización como un hecho determinado por la distribución desigual de los resultados de la producción. Su utopía comunista postula la salida definitiva de la humanidad de su estado de necesidad”. Erik Avilés, director de Mexicanos Primero en Michoacán, explicó que estos textos son financiados por el gobierno de ese estado y con recursos que se piden a los padres de familia, que van de los 300 a 500 pesos por paquete educativo. Cuando el dinero no alcanza para la impresión formal de los libros, se distribuyen mediante fotocopias. “Sin ser sometidos al veredicto público o a una discusión amplia que tome en cuenta a la sociedad civil, académicos, investigadores, colegios de profesionistas, difícilmente podríamos asegurarnos que estos libros contengan los conocimientos de mayor vigencia”, dijo. El investigador Roberto Rodríguez de la UNAM señaló que independientemente de que los libros de la CNTE sean “buenos o malos”, el material de la Conaliteg fue creado para imprimir el carácter público nacional a la educación y tener una especie de piso común para todos, que se conozca una historia patria oficial, y se aseguren estándares mínimos a los que puedan acceder profesores y alumnos de educación básica. “Utilizar la educación para adoctrinar es un riesgo muy grande, con ese tipo de libros y con maestros que estén en la misma línea. Eso fue una pelea muy grande del siglo pasado desde la laicicidad. Debe estar exenta de fanatismos porque no sólo es laica desde un sentido religioso”, indicó. |