La actividad industrial en México cayó 2.65 por ciento en marzo, con respecto a igual mes del año previo, lo que significó su peor descenso desde noviembre de 2009, según cifras del INEGI. Su deterioro obedece, principalmente, a los números rojos que arrojaron la construcción y la minería. Con el descenso que registró acumuló seis meses a la baja, lo que para José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), ya implica una recesión técnica, que ya se refleja en el empleo y el consumo. La producción industrial se compone de cuatro elementos: minería, que retrocedió 6.7 por ciento; construcción, que cayó 5.8 por ciento; industrias manufactureras, las cuales descendieron 0.7 por ciento, y generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos, que bajó 0.5 por ciento, en todos los casos en términos anuales. Hace unos días, Julio Santaella, presidente del INEGI, señaló que la contracción que registra el sector industrial puede expandirse a otras ramas de la economía nacional y profundizar la caída que ésta registró en el primer trimestre del año, de 0.2 por ciento. “Si tenemos más caídas en distintos sectores, eso señala, en primer lugar, una desaceleración económica y el riesgo de una posible contracción (de la economía nacional), como pudiera ser”, expresó el funcionario. “Nuestra preocupación de que el repunte en la construcción durante enero podría ser temporal fue validada por los resultados en febrero y marzo, ya que el nivel desestacionalizado del último mes alcanzó un mínimo de cuatro años”, comentó Citibanamex en un reporte, en el cual destacó que su perspectiva de crecimiento para este año es de apenas 1.1 por ciento, pero con riesgos a la baja. Por su parte, Scotiabank sentenció que prevale un panorama complicado para la actividad industrial en los próximos meses por diversos factores, entre los que destacan: menores niveles estimados de inversión, derivado de un clima de mayor incertidumbre; una reducida demanda externa, ante la probable desaceleración de la economía norteamericana, y un débil dinamismo en la extracción de petróleo y gas. |