Ante la caída de la gobernanza en Veracruz se ha constituido la primera tiranía en México. La República del Amor ha sido un “fiasco”. Sus representantes populares son repudiados por los ciudadanos. No hay una sola excepción en sus Presidentes Municipales, encabezando el repudio la misma Secretaría de Gobierno del Estado.

No cuentan con el respeto de la población, van desde abucheos en eventos públicos, hasta gritos e insultos altisonantes. Una secretaría de gobierno de amplio velamen, pero sin timón, que no ha logrado adivinar siquiera una nueva ruta: ignora si irá a varar en una playa arenosa o a quedarse estrellado contra un escollo.

La obediencia anticipatoria que la mayoría les concedió en las urnas hoy es una TRAGEDIA. Mal usaron la democracia para ofertar lo que nunca iban a cumplir y ahora se erigen en TIRANOS. Es claro que vivimos tiempos inimaginables donde la “democracia representativa” fue flor de un día.

Ahora el pueblo se siente traicionado, engañado y sobajado por un gobierno que no es sensible y mucho menos inteligente; que ha vuelto la espalda a sus electores, y peor aún, que le regaña ridículamente cuando este le pide cuentas. ¡Cuidado! el riesgo va más allá que cualquier percepción o inconformidad.

Una sociedad rehén de la inseguridad, objeto del aumento del desempleo, del vacío de poder y la humillación por sus gobernantes se convierte en tierra fértil para cualquier estallido social. Jamás conveniente para nadie, jamás. La historia nos sirve de advertencia. Hay innumerables ejemplos que debieran orientarnos.

“Las sociedades pueden quebrarse, las democracias pueden caer, la ética puede venirse abajo... Hoy en día nos resultaría muy útil comprender por qué”. (Timothy Snyder).

Veracruz está en manos de un hombre que no fue elegido por los electores pero que “SÍ DECIDE DE MANERA TIRANA” nuestro futuro. Viaja en camionetas blindadas y se pasea en la ciudad de México con guaruras armados, mientras los veracruzanos son presa diaria de secuestros, violencia y homicidios. El incremento de desaparecidos es brutal, muy brutal.

Un solo hombre que desconoce el qué hacer, que además de contestón y plagado de mentiras es el que gobierna, manda, regaña y amenaza. Con emociones insanas hace añicos lo que su partido prometió en campaña: “una cuarta transformación”. Eric Cisneros rechaza la razón y niega la verdad objetiva de los números.

Más de 370 asesinatos por homicidio dolosos. No hay detenidos, pero siguen aumentando los asaltos a mano armada a la vuelta de palacio de gobierno y por doquier. Los secuestros y levantones son al tres por uno, pero dice que los números no son esos. ¡Miente! como lo ha venido haciendo desde el principio. Tan solo del 17 de enero al 17 de febrero la Comisión Nacional de Seguridad dependiente de la SEGOB registró 154 homicidios dolosos en Veracruz, lo que supone que al terminar el año se contarán los más de 1,800 asesinatos.

Así se afirma. Los medios de comunicación y columnistas acumulan datos y dan cuenta de ello. Por la falta de prevención al delito que corresponde al ejecutivo a través de seguridad pública, se dispara la ola delictiva. Y por supuesto, los responsables de esta falta de seguridad tienen nombre y apellidos.

La respuesta dada por Eric Cisneros al cuestionamiento de la Arquidiócesis de Xalapa es una mentira más, cual bribon que se jacta de su bigardía y desvergüenza, equivocándolas con el ingenio. El contexto y el texto muestran que es clara agresión a la libertad religiosa de los veracruzanos por parte de quien debiera procurar la gobernabilidad y seguridad del Estado.

Lo expuse en el boletín anterior: “Comenzó pateando la libertad de credo en una conferencia en la Universidad Veracruzana, como se exhibe en video. El Secretario de gobierno con delirio teológico a bocanadas y en presencia del gobernador que no lo desmintió, sacó el cobre, en los primeros días del mes de noviembre.

Todavía no tomaban el poder, y ya amenazaba con una clase de “moral” de lo que iba a hacer este gobierno”. Un hombre que carece de una mínima arista definida, de una pincelada firme o un rasgo siquiera de lo que debe ser un secretario de gobierno NO TIENE POR QUÉ HACER DEL PODER UNA TIRANÍA. Por supuesto que DEBE RENUNCIAR O DEBEN RENUNCIARLO. No cumplió la tarea y por supuesto que tampoco es apto para esta misma.

¡Llevemos a consulta popular a este gobierno estatal! Necesitamos resolver de inmediato y cambiar el rumbo de tragedia que vive Veracruz. Se exige la máxima responsabilidad para que los ciudadanos reorienten lo que los políticos de banqueta ya le quedaron a deber.

Necesitamos recobrar la decencia de las instituciones. Son estas las que deben sostenernos en momentos como estos. Por esta razón convoco a nuestra estructura ciudadana en todo el territorio de Veracruz de +Vida+Familia; a estar listos para movilizarnos como lo hemos hecho en otros momentos.

En resistencia defenderemos la libertad y nuestros derechos constitucionales. La máxima que “con el pueblo todo y sin el pueblo nada”, la haremos valer. Prepárense para lo que viene en lo inmediato y que realizaremos de manera pacífica, organizada, legal y pública. Es el momento de la responsabilidad social.

Es claro que no quieren enmendar el rumbo de manera inteligente, y es obvio que nosotros tampoco vamos a dejar en sus manos el futuro de nuestra sociedad y nuestras familias. Invito al poder legislativo a actuar con decencia y consecuencia. El tiempo nos ha dado la razón. La iniciativa popular que presentamos en la legislatura anterior y

que fue desechada en su segunda vuelta hoy debiera ser retomada en su contenido, con responsabilidad. No hay mejor solución a las crisis del Estado que la participación responsable de sus ciudadanos.

Les invito por lo tanto a subir a la mesa legislativa la propuesta de participación ciudadana con los instrumentos de democracia directa que presentamos en ese entonces. La vigilancia ciudadana a este gobierno debe ser el precio de la libertad escogida en las urnas.

¿Qué ventajas nos daría esta reforma constitucional de democracia directa? Las que estamos urgiendo en este momento: permitir la manifestación directa de la opinión pública en los procesos legislativos, reducir los efectos de distorsión creados por los partidos políticos y las asociaciones intermedias, incrementar la participación ciudadana, favorecer un tipo de gobierno más cercano a la ciudadanía, responder a las demandas populares siempre y no solamente en los momentos electorales, tomar en consideración el pulso de la opinión pública antes de tomar decisiones, incrementar el sentimiento de eficacia del ciudadano, contribuir a la educación y a la socialización de la política, y hasta reducir la corrupción, el mayor mal del siglo en México.

La democracia directa sería una garantía para que los gobernantes no puedan decidirlo todo solos. Preparémonos entonces para lo que viene. +Vida+Familia pasa lista. Vayamos a Palacio de Gobierno.