De tarde es un bar y de mañana es escuela; la idea alrededor de este local del municipio mexicano de Juchitán surgió para que los niños no siguieran ociosos tras el sismo que no solo destruyó viviendas, sino también dañó más de 1.140 escuelas de la región y dejó sin clases a miles de pequeños.
El restaurante-bar venido a escuela, conocido como Coco Bongo, inició con 18 alumnos y ahora alberga a 35 niños y niñas de 5 a 12 años, quienes toman clases en el patio del negocio.
La que podría llamarse "escuela multigrado" comenzó a funcionar un mes después del terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter que sacudió esta localidad del sur del país el pasado 7 de septiembre.