“Bolivia en una foto: te matan y te vuelven a reprimir”, escribía un usuario de redes sociales al ver una de las imágenes más dolorosas de la semana. Este jueves, la policía del país andino frenó una marcha pacífica con gas lacrimógeno. ¿Lo peor del caso? Los manifestantes cargaban los ataúdes de las víctimas de la represión y ni así pudieron seguir su camino en paz.

La manifestación fue convocada por vecinos de una comunidad llamada El Alto y llevaban los restos de las personas fallecidas en una reciente operación policiaca.

“El gobierno de facto de Áñez no respeta a los muertos en sus ataúdes, ni perdona a sus familiares, mujeres y niños que marchaban pacíficamente por el respeto a la vida y a la democracia”, escribió Evo Morales en su cuenta de Twitter mientras compartía el video de las agresiones. “Condenamos la violencia que se ejerce contra nuestros hermanos y hermanas”.

Todo sucedió en el corazón de La Paz, la capital política de Bolivia.

“¡Fuera Áñez asesina!”, era una de las consignas que más se escuchaban entre los manifestantes que viajaron desde El Alto (donde hace un par de días la policía irrumpió de manera violenta para frenar los bloqueos) con al menos cuatro ataúdes cargando a sus compañeros de lucha. Cuando se toparon con un cordón policial que les impidió el paso se escucharon las detonaciones de gas lacrimógeno que provocaron afectaciones a 500 metros a la redonda.

Desde que Evo Morales se fue de Bolivia y la legisladora de oposición Jeanine Áñez se proclamó presidenta, las manifestaciones en Bolivia no han parado.

Mientras que unos lados del espectro político acusan que el político que se encuentra asilado en México está orquestando bloqueos violentos a los principales puntos de alimento en su país, hay una cosa que es una realidad: el régimen militarizado que se acaba de instaurar después de un golpe de Estado está cobrando vidas al por mayor. Los números más actualizados dicen que van 32 muertos hasta el momento… y sí, ni en ataúd se salvan de la represión.