Estados que albergan la mayoría de las llamadas ciudades santuario en Estados Unidos —cuyos gobiernos locales no cooperan con la administración federal en su política antiinmigrante— registraron un repunte de 9 por ciento en la incidencia de crímenes de odio hacia minorías. Ser latino, negro, nativo, homosexual, transexual, judío o musulmán es motivo de hostigamiento en tiempos en que el discurso nacionalista del presidente Donald Trump se eleva en un país en el que hay más armas que habitantes.
Con tres tiroteos en un fin de semana (El Paso, 20 muertos; Ohio, 9, y Chicago 7 heridos) y una tasa de 93 muertos diarios en promedio, derivado de estos atentados, EU vive un repunte histórico de fallecimientos, al grado de estar, esta categoría de crimen, muy cerca de las primeras 10 causas de muerte, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de ese país.
Internacionalistas consultados por La Razón coinciden en que aunque nunca se han extinguido, los grupos supremacistas blancos tienen hoy mayor fuerza por la legitimidad que les da el presidente Donald Trump, impulsor de la política antiinmigrante y nacionalista, que considera a los extranjeros que cruzan la frontera desde México un peligro para la sociedad estadounidense.
La base electoral del presidente, reforzada precisamente por el movimiento supremacista, hace que el magnate esté lejos de condenarla, más ahora que se encamina a la reelección en 2020.
El más reciente informe del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en Estados Unidos (CSHE, por sus siglas en inglés) muestra que al cierre de 2018 (el segundo año de Donald Trump en el poder) se produjo un aumento nacional de crímenes de odio, y que casi todos los homicidios extremistas se llevaron a cabo por personas identificadas con la extrema derecha.
En los primeros años de la era Trump, (2017-2019), los crímenes de odio aumentaron 9 por ciento, un máximo de una década de 2 mil 9 casos en 30 ciudades de EU, la mayoría con poblaciones inmigrantes que llegan a los 400 mil habitantes.
Se trata del quinto aumento consecutivo y el más pronunciado desde 2015, y la tendencia se mantiene al alza hasta ahora en 2019, según el informe.
El aumento se produjo incluso a medida que las tasas generales de criminalidad continuaron a la baja en las ciudades analizadas por el CSHE.
Los grupos objetivo más frecuentes en crímenes de odio, según el análisis, corresponden a negros, judíos y la comunidad LGBTQ. De manera particular, el informe muestra que hubo un aumento grande de incidentes antisemitas en Nueva York, y coloca a 2018 como el “peor año de asesinatos antisemitas en Estados Unidos”.
Aunque el número de homicidios extremistas disminuyó bruscamente de 36 en 2017 a 22, los homicidios “supremacistas blancos” aumentaron de 2 a 17.
El 27 de octubre de 2018, antes de las elecciones de mitad de periodo, un hombre mató a 11 fieles en una sinagoga de Pittsburgh, en la peor masacre antisemita de la historia estadounidense. Este suceso, dice el informe del CSHE, fue sintomático para entender cómo el discurso político influye en la comisión de crímenes de odio.
“El riesgo de violencia extremista (por nacionalistas blancos) probablemente continuará en esta actual temporada política naciente”, y “mantendrán su posición en la parte superior de la matriz de amenazas”.
Gabriel Sod, columnista en La Razón y experto en asuntos internacionales, asegura que no es casualidad que ocurran crímenes reivindicados por extremistas en medio de la campaña de Trump.
“Los terroristas encontraron una manera de legitimarse en el discurso del presidente de EU y su el Partido Republicano, hay una correlación”. Por otro lado, “está el contexto de proliferación de armas, que desde 2004 comenzaron a venderse sin ninguna restricción”.
Para Morales Sod, aunque la solución para controlar la venta de armas es fácil, con un movimiento en las leyes del país, el presidente Trump y varios congresistas del Partido Republicano “apoyan a un lobby gigantesco de armas. Les están cubriendo las espaldas”.
Fernanda Rivero, de la organización Sin Fronteras, advirtió en entrevista que la “xenofobia de Trump, “contagiosa en EU” podría alcanzar a México.
“Los discursos xenófobos se contagian, debemos evitar que llegue a México, donde las autoridades y sociedad debemos pensar en que los inmigrantes son personas, no enemigos, que debemos ofrecerles un trato que nos gustaría recibir”.
Las palabras de Donald Trump, señaló Rivero, han incitado a utilizar las armas en Estados Unidos, por lo que “en México nos tenemos que dar cuenta que su discurso está llenando a la gente de odio contra las minorías, sólo por una estrategia electorera”.
En lo que a las armas se refiere, pese a que el actual inquilino de la Casa Blanca asegure que la comunidad inmigrante constituye un peligro, las personas indocumentadas no figuran en las cifras de consumo de armas. El reporte de regulación de licencias de Texas arrojó que los blancos estadounidenses son el sector de la población que más consume estos artefactos, con 82 por ciento de las compras entre 2017 y 2018.