Navidad tras Navidad, las restauradoras de niños Dios hacen prácticamente el milagro de devolver la fe y devoción que representan estás imágenes luego de que se rompen o se destruyen por completo.

En el Mercado “Jáuregui”, las reparaciones de estas figuras de yeso tienen mayor demanda previo y durante la Navidad.

Aunque pudieran comprar un niño nuevo, la fe hace que se prefiera a la que ya se tiene o que se ha heredado por generaciones dentro de una familia.

"Les saldría más barato comprar un niño Dios nuevo, que mandarlo a restaurar, pero es la fe y el amor, más bien el amor a lo que representa como ellos".

"Mucha gente tiene a sus niños, ya hasta de sus abuelitos. Es el amor que le tiene al Niño Dios y la fe. Yo la verdad lo hago con mucho amor y mucha paciencia, se necesita mucha paciencia", explicó Magdalena Flores Díaz, quien aprendió de niña el manejo de la cerámica y la restauración.

"Es un poco difícil porque vienen muy dañados, pero cuando son trabajos así sencillos se entregan de un día para otro, depende de cómo vengan de maltratados", agregó Verónica Hernández, quién lleva 10 años restaurando imágenes católicas.

Cuentan que les han llevado niños prácticamente destruidos: "Un niño que se cayó, nada más lo único que se quedó intacta fue la cara, o sea la cabeza. Todo eso lo armo y lo vuelvo, a lo menos el cuerpo, a que quede casi igual".

Es así como la de católica da muestra cada Navidad para tener lista la imagen que represente el significado y sentido de esta celebración.