Si bien es cierto que se tiene que ayudar al migrante, las autoridades mexicanas deberían pensar primero en los habitantes que piden mejor educación, empleo, mejor condiciones de vida; deben encontrar un equilibrio, señaló el vocero diocesano, Helkyn Enríquez Báez. 

“Si bien es cierto que se pueden atender las solicitudes de nuestros hermanos migrantes, también las autoridades deben recordar el compromiso que se tiene con los propios ciudadanos y buscar un equilibrio, de lo contrario se puede también correr el riesgo de caer en una visión parcial de gobierno donde se atiendan las necesidades y otras no”. 

Señaló que la Iglesia sabe que a la autoridad le compete definir el estatus migratorio de estas personas y el modo como se les puede ayudar.  

“Creemos como iglesia que siempre hay que estar abierto ayudar al forastero, al extranjero, pero por otro lado también reconocemos los límites que en este momento atraviesa nuestro país”. 

Añadió que si bien podría haber una ayuda transitoria, las autoridades son las que deberían definir este asunto, pues en el país también hay personas que no gozan de las mejores condiciones de vida. 

Expresó que no se puede discriminar al extranjero así como tampoco hacer a un lado las necesidades de los propios conciudadanos.  

“Entonces esperamos que pues se resuelva de modo adecuado la atención de los hermanos migrantes y atendiendo siempre las necesidades también de nuestros paisanos mexicanos”.