En la cima del número de contagios de covid-19 en México, y tras el arribo del nuevo cargamento de vacunas Pfizer procedente de Bélgica, ha trascendido que hospitales privados de la Ciudad de México y del Estado de México (y quizá en todo el país) han optado por comercializar la salud como si de una mercancía se tratase, en una siniestra interpretación de la ley de la oferta y la demanda. Huelga decir que los infectados de escasos recursos que no cuentan con un seguro de gastos médicos mayores buscarán atención médica en hospitales del IMSS, ISSSTE y centros de salud públicos. Por su parte, aquellos que tienen cobertura médica acudirán a hospitales privados en busca de una cama con ventilador que les ofrezca una ventana de vida. Desafortunadamente, los servicios privados de salud han decidido recurrir al lucro para incrementar exorbitantemente sus precios. Estos centros de salud exigen el pago anticipado de una cobertura que oscila entre los 150,000 pesos hasta el medio millón de pesos, o más; recursos reembolsables una vez que la compañía aseguradora ha seguido sus procedimientos administrativos con el hospital y el asegurado. Sin embargo, a pesar del reembolso prometido, el poder adquisitivo de las clases medias mexicanas difícilmente es capaz de reunir los montos anticipados en un lapso de tiempo determinado, lo que siembra incertidumbre y temor ante la posibilidad de no poder internar a un familiar en un hospital privado ¡a pesar de contar con cobertura médica! La altísima demanda en los hospitales privados por una cama en el área cuidados intensivos no debe, bajo ninguna circunstancia, dar lugar al lucro sin escrúpulos de la salud de los mexicanos. A manera de especulación del diálogo entre el responsable médico y el pariente del enfermo... “¿Busca usted un espacio en la unidad de cuidados intensivos? Le informo que el hospital cuenta con cinco respiradores disponibles… y existe una lista de espera de cien pacientes… su decisión”, Un hospital privado, como su característica lo indica, es un negocio, y en consecuencia, busca ganancias. Sin embargo, ante la emergencia sanitaria que atraviesa el país, y frente al ascenso inexorable de casos que requieren atención médica, las clínicas privadas están llamadas a contribuir en los esfuerzos nacionales —y mundiales— contra el virus. De lo contrario, los hospitales y sus directivos serán cómplices en la muerte de miles de mexicanos que no tendrán acceso a servicios médicos de emergencia. |