Debido a los errores que hay en el semáforo COVID-19, en ninguno de los 19 municipios de la zona de las altas montañas que fueron declarados en color naranja, se abrirán las iglesias, así lo informó el vocero de la Diócesis de Orizaba, sacerdote Helkyn Enríquez Báez.

Esto, lo expuso al manifestar que el semáforo responde al menos a dos realidades que son: la activación económica y la disponibilidad que se tiene en los hospitales para atender en caso de necesidad a enfermos de graves de COVID.

“No es un indicador de que se esté bajando la posibilidad de contagio de la enfermedad por tanto hay que hacer esta distinción para poderlo comprender mejor, además que en estas zonas no se lleva un indicador exacto de quienes están afectados por la enfermedad por las distintas limitaciones que se tiene sea de infraestructura como de pruebas lo que ocasionaría un riesgo a la población”.

Y es que la Secretaría de Salud dio a conocer que 90 municipios a partir del lunes 3 de agosto se encontrarán en semáforo COVID-19 en color naranja, de esos, 26 corresponden a la región centro Altas Montañas y de ese número, 19 pertenecen a la Diócesis de Orizaba.

Se tratan de los municipios de: Acultzingo, Aquila, Astacinga, Atlahuilco, Atzacan, Mixtla de Altamirano, La Perla, Rafael Delgado, Los Reyes, San Andrés Tenejapan, Atzompa, Tehuipango, Magdalena, Tequila, Texhuacan, Tlaquilpa, Tlilapan, Xoxocotla y Zongolica.

En estos municipios según la autoridad estatal se podrán abrir centros comerciales, centros religiosos, gimnasios, parques, restaurantes, estéticas, albercas, mercados y súper mercados; pero no en su totalidad.

Ante ello, el Vocero Diocesano expuso que: “creemos que se debe seguir haciendo énfasis en la necesidad de prevención. No indica el semáforo que esté bajando la cantidad de contagios, entonces la prevención es primero”.

Señaló que por las contradicciones en el semáforo, la Diócesis de Orizaba no permitirá la apertura de las iglesias o parroquias.

“Como iglesia, todavía tratamos de reforzar más la prevención en estos días, aunque el semáforo y las autoridades civiles nos den un referente de cómo actuar, no es eso a lo que nos lleva a tomar las decisiones sobre el reinicio de las actividades religiosas o de los sacramentos, sino el de resernimiento que nosotros hacemos porque estamos en medio de las comunidades y conocemos las realidades por las exequias que celebramos Y lo que queda decir es que ese semáforo es un indicador para ciertas actividades, pero toda la población se debe seguir previniendo y protegiendo”.