Las personas con estudios superiores a la secundaria tienen más limitantes para insertarse en el mercado laboral, porque la oferta requiere menos competencias, es decir, están sobrecalificados. La población desocupada en México ascendió a 2 millones de personas en el segundo trimestre del año, la cifra más elevada desde el tercer trimestre de 2016, de acuerdo con cifras del Inegi. Del total de desempleados en el país, 47% (945 mil 312) tiene estudios medio superior y superior. “La mayoría de las fuentes de trabajo que se están generando en el país no requieren un nivel de conocimientos tan especializados e incluso que tengan experiencia laboral previa para desempeñarse, provocando que la población que cuenta con educación superior a la secundaria le resulte más complicado encontrar un empleo donde pueda explotar sus conocimientos”, explicó Héctor Magaña, profesor del Tecnológico de Monterrey campus Estado de México.
Del total de desempleados con estudios superiores a la secundaria que hay en el país, la mayor parte son hombres, con 58% (546 mil 320 personas), y el restante 42% (398 mil 824) son mujeres. Los estados con la mayor proporción de desempleados con estudios medio superior y superior son Puebla, con 62%; Quintana Roo, con 60%; Guerrero y Chiapas, 58% cada uno; Ciudad de México, 57%; Veracruz, 55%, y Campeche y Sinaloa, con 54%, cada caso. El problema de la sobrecalificación también provoca que muchas de estas personas tiendan a ocuparse en puestos menos remunerados en comparación con sus capacidades académicas e incluso técnicas, advirtió Héctor Magaña. “Esto trae como consecuencia que la tasa de subocupación llegue a ser casi del doble de la tasa de desocupación, es decir, que las personas que ya cuentan con una fuente de trabajo, al no tener suficientes ingresos para satisfacer sus necesidades, tengan que buscar una fuente adicional de trabajo para subsistir”, agregó el especialista, quien también es coordinador del Centro en Investigación en Economía y Negocios (CIEN).
Radiografía de la ocupación. Con datos ajustados por estacionalidad, la tasa de desocupación fue de 3.5% de la población económicamente activa durante el segundo trimestre del año, cifra similar a la reportada en el periodo inmediato anterior. La tasa de subocupación fue de 7.6% de la población que labora, lo que significó un incremento de 0.6 puntos porcentuales durante el periodo abril-junio de 2019 frente al trimestre que le antecede, ubicándose en el nivel más alto desde el tercer trimestre de 2016. En opinión de Héctor Magaña, este es un problema complicado que se ha intensificado en los últimos trimestres por la desaceleración económica, provocando que industrias altamente generadoras de empleo, como la de manufacturas y de la construcción tiendan a crear una menor cantidad de fuentes de trabajo, lo que a su vez provoca que las plazas que existan sean más competidas, disminuyendo así la capacidad de pago.
El 57.6% de la población ocupada en el tercer trimestre del año (31.7 millones de trabajadores) tenía un ingreso de hasta dos salarios mínimos o menos, es decir, 6 mil 160 pesos al mes. Esto se debe también a que más de la mitad de la población ocupada del país (56.6%) labora en la informalidad, con bajos salarios, sin acceso a instituciones de salud y las prestaciones de ley. |