La pobreza es uno de los factores que inciden en el aumento del trabajo sexual y, sin duda, en la falta de empleos y el poco ingreso, de ahí que se recurra a esa práctica, indicó el integrante del Colectivo Feminista Cihuatlahtolli, Jairo Guarneros Sosa. Resaltó que desde hace, al menos diez años, se viene hablando de la feminización de la pobreza, ya que, al ser una gran parte de mujeres jefas de familia, es a ellas a las que más afecta esta situación. Reconoció que muchas mujeres se ven obligadas a ejercer el trabajo sexual ante la imposibilidad de una fuente de ingresos suficientes que les permita pagar renta, manutención y estudios de los hijos, cuando en muchos trabajos el salario es mínimo. Agregó que también se deben considerar algunos aspectos que tienen que ver con el consumismo, ya que objetos más deseables, como el mejor celular, son costosos y hay quienes ven en ofrecer servicios sexuales o hasta los famosos “packs” la posibilidad de obtener recursos. Jairo Guarneros expuso que en el caso del trabajo sexual que se ejerce en las calles, es más fácil de medir cuando hay un incremento, pero no ocurre lo mismo cuando se practica de forma esporádica o para ciertos sectores, pues como toda labor, también hay ciertos niveles, pero en estos casos es de manera más clandestina, por lo que no es posible cuantificarla o hasta regularla, como ocurre con la que se realiza en vía pública.
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